Se trata de una infección vírica, aguda, generalmente de muy buen pronóstico y a veces especialmente dolorosa. El virus se llama zoster-varicela y aparece en quienes han padecido varicela años antes.
La varicela, que se pasa en la niñez como enfermedad benigna y suave, está producida por un virus que después, en algunos casos, permanece en los ganglios. Y allí se queda durante tiempo. En muchas ocasiones, no vuelve a activarse. Pero puede darse el caso de que, de pronto, el virus vuelva a actuar y entonces toma el camino desde los ganglios de los nervios craneales y a través de las terminaciones nerviosas muestra su presencia. Por eso, las lesiones que produce son unilaterales y siguiendo estrictamente la trayectoria del nervio. Incluso cuando se produce en la cabeza, llega a afectar a media nariz, con una línea perfectamente definida.
La localización más frecuente es la que va desde la espalda al tórax, por encima del ombligo.
No se sabe cuál es la causa de que el virus latente adquiera de nuevo su virulencia. Se sospecha que alguna situación de estrés que baja las defensas.
Cuando se reactiva en niños es muy benigno, pero en adultos provoca una serie de síntomas caracterizados sobre todo por el dolor. Cuando produce lesión en la piel, aparece como un eritema y luego como unas vesículas que al secarse forman costras. Y duele notablemente. Debe decirse que esas costras se caen y no suelen dejar lesión alguna. Se resuelve en un par de semanas.
Antes de la fase de erupción, el herpes zoster (que también se llama zona o culebrilla) produce algo de fiebre, malestar general, decaimiento y dolor. Un dolor que puede seguir meses después.
Los epidemiólogos tienen calculado que el herpes zoster afecta anualmente a tres individuos de cada mil. Y lo padecen por igual hombres y mujeres.
Al no saber cuál es la causa de reactivación del virus, poco puede decirse de los factores de riesgo. Parece claro que aprovecha una situación de bajas defensas para actuar. De hecho, cuando aparece tras la imposición de tratamientos inmunosupresores, es más grave.
Ya dijimos que la localización más frecuente es en el torso. Sin embargo, puede aparecer –con rasgos distintivos y más graves– en la cabeza y en la cara. Una de sus complicaciones puede ser la afectación del ojo, en donde puede surgir la llamada queratitis herpética.
Evolución
En la revista Tiempos Médicos, al hablar de la evolución del herpes zoster se dice que la duración total de la enfermedad es de 7 a 10 días, pero puede tardar hasta dos o cuatro semanas en normalizarse la piel.
No suele dejar señales o marcas porque la piel afectada se restituye completamente.
El dolor local en la zona afectada, en la frente o en el cuero cabelludo lesionados puede persistir semanas o incluso meses después de curarse las lesiones externas. (Neuralgia postherpética).
En casos raros la infección vírica puede generalizarse y originar un cuadro verdaderamente serio.
De todos modos, se define como una enfermedad benigna y de corta evolución.
No es el herpes simple
Debe recordarse que los herpes forman una familia de virus. Y que, aunque se denominen herpes todos ellos, son virus muy distintos. El más conocido es el herpes simple, que produce la calentura o fiebre, una pequeña vesícula que surge sobre una placa rojiza que previamente ya había mostrado escozor. El tamaño es de una lenteja y suele remitir en unos días tras la caída de la costra. Suele localizarse en la cara cerca de los orificios naturales. Es muy benigno, pero tiene el problema de que deja una especie de sensibilidad en la zona, de manera que es frecuente que vuelva a surgir la vesícula y la costra consiguiente.
Otro virus herpético es el genital –que tampoco tiene relación alguna con el zoster– que da origen a unas lesiones erosivas, pequeñas heridas, en las regiones genitales. Es muy contagioso y ya es una de las enfermedades de transmisión sexual de mayor incidencia. Tiene recaídas muy frecuentes. El médico dispone ya de antivirales que minimizan la infección.