Sábado 1 de febrero de 2025
2 minutos
Querida abuela:
Aprender de los nuestros es muy importante, es necesario tirar del hilo de la memoria para tejer el presente, y aprender de lo que otros vivieron para tener una trama completa del discurrir del tiempo. Los mayores de hoy fuisteis los jóvenes de ayer, y es muy importante que podamos mirar con vuestros ojos. Hoy, mi querida abuela, tus historias son lanas con las que tejer recuerdos y proyectar futuro. Con las que crear el rostro que nunca vi, ni anécdotas que viví.
Hoy tus relatos son mantas calentitas que hacen revivir a tu madre, mi bisabuela, de quien me dices que he heredado su pasión por bordar y por tejer la vida. Entre los bordados se hace paso su carácter. De cómo encaraba la vida con pisadas fuertes. La veo entre las palabras y los hilos que vamos deshilando para volver a tejer como Penélopes del siglo XXI.
La expericiencia
A través de ti hoy cojo mis lanas y con aguja de crochet construyo mi ser desde las raíces de las mujeres que vinieron antes de mí. Rescato sus vivencias entre mis manos y las hago presentes en cada punto alto, en cada cambio de hilo, en cada complicación de la lana que antes utilizó ella, mi bisabuela, tu madre. Me meto en las trincheras de las luchas que me cuentas que ella vivió y me protejo de las mías con vuestra experiencia.
Es extraño creer conocer e inspirarse con quienes nunca se ha compartido algo, pero es la magia de tus palabras la que me deja la mejor herencia, algo que ya quedará presente en mi generación a través de lo tejido. Me has dado la oportunidad de saber, y con ello de decidir que quiero que forme parte de mí. La costura, el tejido, los bordados, la creación... Has convertido este arte que ha transcendido a muchas generaciones de mujeres en un aprendizaje único.
Gracias por el regalo escondido tras un acerico, una agujas de tejer, unas lanas viejas que espero nunca olvidar. Gracias por tus hilos, las primeras agujas que enhebre, los primeros botones que cosí, los primeros arreglos de mi pantalón, las primeras agujas de punto que cogí. Gracias por estos instrumentos tan bellos que ahora me permitirán firmar mis historias a punto de cruz. Gracias por tus manos costurera lectoras, escritoras, cocineras.
Te quiero mucho, abuela.
