Orgullosa, bien formada y bien pagada; así te quiero (6/11)
Jesús CuberoMartes 18 de agosto de 2020
5 minutos
Martes 18 de agosto de 2020
5 minutos
“Si el emperador me quiere, que me pague, pues sólo el honor de estar con él no me alcanza”. Incluso los grandes genios como Wolfgang Amadeus Mozart necesitaban que el reconocimiento social a su trabajo, fuera acompañado de un salario digno de su talento y esfuerzo. Pero no todo es dinero…
Hace unos días me comentaba el Director General de una gran empresa de nuestro sector que aunque paga más a las enfermeras que trabajan en las residencias de su Grupo que a las que trabajan en hospitales o clínicas privadas, no les resulta atractivo por la imagen histórica que tiene la atención a los mayores.
Y es que, querido lector, tenemos un gran problema: no hemos sabido poner en valor el importante trabajo que realizan las gerocultoras, enfermeras, médicos, fisios… en el sector de la dependencia.
Y no lo hemos sabido poner en valor porque socialmente se ha considerado un trabajo residual, y que había sido desempeñado por las mujeres de la casa de una forma no remunerada.
Ese cuidado de los mayores se había realizado siempre “gratis” y por la mujer, y eso no estaba valorado en su justa medida. Arrastramos estos condicionantes como punto de partida para la escasa valoración social que tiene el hecho de cuidar de los mayores.
Como socialmente no es una tarea bien valorada, en la mayoría de las CCAA no se pagan tarifas ajustadas al coste real, lo que implica que no se pagan los salarios que realmente merecen nuestras profesionales. Estos salarios bajos, a su vez ha convertido a nuestro sector en un paso temporal “mientras sale otra cosa mejor”, lo que provoca altas rotaciones de las plantillas, personal poco motivado, con la formación justa, y unos índices de absentismo excesivamente elevados.
Si comparamos el absentismo y la rotación de las plantillas del sector en España con alguna experiencia como la de Euskadi, donde los sueldos pueden ser un 40% superiores al del resto de España (porque las tarifas lo permiten) nos encontramos con una realidad diferente: personal motivado, bien formado y que quiere permanecer en su puesto de trabajo de por vida.
Necesitamos que el Gobierno coja el toro por los cuernos y haga un mapa de necesidades laborales de nuestro sector para los próximos años, para conocer qué perfiles profesionales vamos a necesitar y en qué zonas geográficas tendremos esas necesidades.
El siguiente paso es diseñar el plan de formación adecuado y romper esos “numerus clausus” fijados por los colegios profesionales para elevar de forma artificial los salarios del gremio.
Y por último, hacer una campaña de comunicación para poner en valor todo el trabajo que las personas que cuidan de los mayores llevan a cabo. Necesitamos por tanto, un mayor salario para nuestras trabajadoras (repito: sustentado por tarifas que lo permitan), ratios que permitan una atención más individualizada, planes de formación específicos, un control de la IT más exhaustivo, eliminar los “numeros clausus” que permitan un mayor número de trabajadoras en el mercado laboral, la posibilidad de una jubilación anticipada por enfermedades musculoesqueléticas (no podemos continuar con mujeres de 63 años cargando peso y cuidando de personas de 80), y no permitir que la figura del voluntario sustituya a las trabajadoras del sector bajo una falsa vocación social de ayudar.
Como ven, tan sólo se trata de PROFESIONALIZAR nuestro sector. Contar con el número suficiente de trabajadoras, bien formadas, motivadas y bien pagadas que puedan cuidar de las personas mayores y adaptar nuestro sistema de atención a la dependencia a las necesidades reales de las personas mayores.
Todos vamos a pasar por ahí, así que si no lo hacemos por tener una conciencia social evolucionada, hagámoslo por egoísmo puro y duro. Por nuestros padres, por nuestros hermanos y… por nosotros mismos. En esta idea de profesionalizar y dignificar el sector (salarial y socialmente) coincidimos patronales y sindicatos y así se lo hicimos ver recientemente al Gobierno para que trabaje sobre un plan específico en todo el país.
Si recientemente se han puesto de acuerdo las 17 CCAA con el Gobierno para adoptar una serie de medidas urgentes que dificulten la entrada del virus en las residencias, ¿no vamos a ser capaces de encarar el futuro como la gran nación que somos? Sindicatos y empresarios queremos avanzar por esa vía, la de profesionalizar el sector y cuidar de las personas que cuidan a los mayores.
Nuestro reto está sobre la mesa y ahora tan sólo queda recibir la llamada del Gobierno para ponernos a trabajar en el diseño de ese futuro inmediato que nos haga avanzar unos cuantos pasos adelante, como lo hicimos hace 14 años con la Ley de Autonomía Personal y Atención a la Dependencia (LAPAD).
Es algo que les debemos a los trabajadores del sector, a esas miles de gerocultoras, a los geriatras, a toda la enfermería que se ocupa de los mayores. Tienen nuestro reconocimiento a su esfuerzo y dedicación, pero como bien decía Mozart con el honor no les alcanza. Necesitamos mover ficha y planificar un futuro que ya está aquí: nuevas competencias, mejores salarios y ratios más adecuadas a las nuevas necesidades. Nuestro mensaje al Gobierno y a las CCAA es… ¿Cuándo nos vemos?
Jesús Cubero es el secretario general de AESTE (@AESTE_oficial).