Joven y pensionista: la cara de la precariedad
Yayoflautas CartagenaJueves 23 de mayo de 2019
ACTUALIZADO : Lunes 16 de septiembre de 2019 a las 10:26 H
4 minutos
Jueves 23 de mayo de 2019
4 minutos
Cuando se habla de pensiones siempre pensamos en las personas jubiladas, pero hay casi un millón de jóvenes con pensiones por incapacidad debido a enfermedades. Hoy hablaremos de ellas y ellos. L@s Yay@flautas de Cartagena estamos en contacto con el movimiento Jóvenes Pensionistas, quienes dan voz a este colectivo, y aconsejamos encarecidamente a quienes se encuentren en esta situación se pongan en contacto con ellas y ellos, para estar al día de todas las novedades, consultar sus problemas, etc.
Nunca pensaron ser pensionistas antes de los 65 pero la enfermedad les obligó. Representan el 10% del total de los pensionistas de este país, pero apenas se atienden sus reclamaciones. Son los más jóvenes, con enfermedades crónicas, que superan cientos de obstáculos hasta conseguir la incapacidad. Una vez conseguida, tienen que vivir con una pensión de incapacidad, y se sienten olvidados por las instituciones. Entre ellos, 58.000 pensionistas menores de 45 años viven una situación especialmente vulnerable: tienen que sobrevivir con pensiones entre 400 y 600 euros mensuales, porque la enfermedad también les ha quitado los años de cotización necesarios para mejorar la pensión. Y esto, en el mejor de los casos, porque no siempre ocurre así. Pensemos en la cantidad de personas sin ese reconocimiento que, a pesar del respaldo médico que corrobora la imposibilidad del ejercicio profesional, viven en el más absoluto abandono. No existen cifras oficiales al respecto.
Se trata de personas a las que se les rompe la vida por una enfermedad incapacitante en plena etapa productiva -en la juventud- y no solo afecta físicamente, sino también psicológicamente. Se les condena a la pobreza, la invisibilidad y la ignorancia.
De repente, se ven obligados a renunciar a sus empleos, a socializar menos, a requerir de ayuda económica para afrontar múltiples gastos en tratamientos para tener una mejor calidad de vida y, en muchas ocasiones, a depender de la hospitalidad de familiares y amigos, porque mantener un alquiler o una hipoteca es imposible sin ayuda. Y además, la poca conciencia social. Nadie está a salvo de enfermar, de tener que renunciar a su vida, su estatus económico y social, y hasta del rechazo de su entorno: rupturas de parejas, amigos dejan de contar con nosotros con nosotros o con los que no podemos salir por nuestras limitaciones…
La mayoría tienen que superar innumerables obstáculos para conseguir la incapacidad y, durante ese proceso, su condición es la de parado, por lo que tienen que sobrevivir con el subsidio de desempleo primero, y las ayudas asistenciales después. Una vez reconocida su incapacidad el panorama no es más halagüeño: más de la mitad de las pensiones de este tipo (unas 560.000), corresponden a incapacidad permanente total, que tienen una cuantía media de 750 € mensuales. La otra mitad están por debajo de esa cantidad. Con eso tienen que pagarse comida, ropa, vivienda, luz, agua, transporte, y la enorme cantidad de medicamentos que necesitan en su mayoría, y que gracias al copago farmacéutico les termina de empujar a la pobreza.
Estas cifras ponen de manifiesto la necesidad de adoptar medidas legislativas, que protejan a los enfermos crónicos que llegan a la situación de incapacidad permanente, mediante recursos para alcanzar el bienestar y la calidad de vida que merecen. Porque las instituciones, que deberían garantizar una vida digna, ignoran las nuevas necesidades que tienen a causa de las discapacidades que producen nuestras enfermedades. No garantizan la Ley de Dependencia ni exigen eficazmente el cumplimiento de la Ley de Accesibilidad.
A raíz de las movilizaciones de “l@s mayores” por unas pensiones dignas, un grupo de pensionistas por enfermedad decidieron unirse para apoyar, poner sobre la mesa su grave situación, exigir sus derechos y hacerse visibles en la medida en que su salud se lo permite.
Son los Jóvenes Pensionistas, precarizados e invisibilizados, están en pie de lucha y son un verdadero ejemplo de coraje.
Por eso, junto a ellas y ellos l@s Yay@flautas Cartagena alzamos la voz para exigir mejoras notables para sus necesidades, la eliminación efectiva del copago farmacéutico, la inclusión de los tratamientos necesarios para mantener una calidad y dignidad en su vida, que han sido eliminados de los medicamentos cubiertos por nuestro sistema de salud, la rehabilitación psicológica y física como parte de la terapia, el blindaje de las pensiones, que las cuantías no sean inferiores a 1000 € mensuales, valoraciones por incapacidad más sencillas o no descontar bajas laborales son sus reivindicaciones, son nuestras reivindicaciones. Porque a las secuelas físicas, psicológicas y sociales se suma la precariedad y exclusión social en muchos ámbitos de sus vidas. Por eso, reclamamos una ley integral para proteger al paciente crónico, para alcanzar el bienestar y un poco de la calidad de vida que merecen.
Les pedimos que nos apoyen. Que les apoyen.
Por ustedes mismos.