Una lección de primero de manifestación: sólo di ¡no!
Diego FernándezSábado 10 de abril de 2021
2 minutos
Sábado 10 de abril de 2021
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Poder decir lo que uno quiere y poder protestar contra lo que uno no quiere son dos principios básicos de la democracia. VOX tenía derecho a realizar un mitin en el barrio madrileño de Vallecas. ¿Lo hacía por un interés especial en los vallecanos? Creo que no. Creo que pretendía lo que consiguió. Ayuso había desenfocado a VOX. El partido a la derecha de la derecha necesitaba que el ojo mediático de Sauron volviera a mirar hacía ellos para dejar de perder intención de voto en Madrid. Lo consiguió con una técnica que un partido en horas muy bajas, Ciudadanos, ya utilizó en las campaña de las elecciones generales de abril de 2019. Convocar un mitin en un lugar en el que sospechas que es bastante probable que no seas muy bien recibido. Ciudadanos eligió Errenteria en Guipúzcoa. Con Rivera escracheado a base de cacerolas y pitos, Ciudadanos consiguió explotar la agresión y marcar los primeros días de esa campaña, la más exitosa de su historia, pasada y me atrevo a decir futura.
Esta semana, Abascal y su mitin en Vallecas es de lo que se habla. Es comunicación política de manual. Como decían los personajes de Aaron Sorkin en el Ala oeste de la Casa Blanca “no gana el que mejor discurso tiene, gana el que consigue que se hable de lo que él quiere”.
La violencia de los anarquistas, antisistema o extremistas de izquierda no tiene justificación. Su estupidez tampoco. Flaco favor le hacen a los partidos de izquierdas con su comportamiento. Violencia en un mitin que se suma a la previsible ausencia en las urnas de sus votos. Con su comportamiento han victimizado a un partido con una larga hemeroteca de discursos xenófobos, homófobos y misóginos.
Creo en otras formas de protesta y también en el poder de la comunicación, la imagen y un buen eslogan. Imaginen la misma cantidad de gente que protestaba por el mitin de VOX. Imaginen que Abascal termina su mitin sin que antes se haya oido una sola protesta y que en ese momento sólo se escucha un grito al unísono. Una palabra repetida una y otra vez, como un mantra: ¡No!
Imaginaos el poder de esa imagen. De esa protesta democrática. Algo que debería repetirse al final de cada acto de VOX. Sin pretender impedir sus mitines y sin violencia, sólo ¡no! La idea no es mía, es de Paolo Sorrentino y la serie The new pope, pero si se llevase a cabo, no sería la primera vez que la ficción inspiraría la realidad.
Pienso que es una forma de manifestarse que tendría una repercusión mayor y lo más importante, no sería en beneficio del elemento contra el que se protesta, sino en su contra. Algo que es de "primero de manifestación".
Diego Fernández (@Diegogtf) es periodista en La Sexta Columna (La Sexta).