Como antecedente del fenómeno comunicacional que se presenta hoy a partir de internet están los caminos y los acueductos que trasladaban el agua en la antigüedad, tanto en el Imperio romano como en la América precolombina.
Los romanos levantaron las vías que luego serían las grandes autopistas europeas y los acueductos que llevaban agua a todas las regiones.
Las calzadas romanas fueron construidas a lo largo de varios siglos, desde el siglo III a.C. hasta el siglo III d.C1. La red viaria romana se extendió por todo el Imperio llegando a tener una longitud de alrededor de 80.000 kilómetros. Era el modelo de camino usado por Roma para la vertebración de su Imperio. Fue utilizada por el ejército en la conquista de territorios y gracias a ella se podían movilizar grandes efectivos con una rapidez nunca vista hasta entonces. Comenzó en lo que actualmente es Italia. Llegaron a todos los puntos del imperio: Galia, Córcega, Hispania, Britania, transalpinas, Germania, Dalmacia romana, Grecia, Asia menor, Oriente próximo África romana, subcontinente indio y Lejano oriente. En el aspecto económico desempeñó un papel fundamental, ya que el transporte de mercancías se agilizó notablemente. Los viajes eran fáciles y rápidos para la época, gracias a una organización que favorecía una relativa comodidad para sus usuarios.
Entre el siglo IV a C y el III d C se construyeron acueductos por todo el Imperio. Tenían una longitud de entre 90.000 y 16.000 metros.
Algunos acueductos llevan el agua a las ciudades hasta nuestro tiempo. El de Segovia llevó agua desde el manantial de Fuenfría a Segovia hasta 1973. Su construcción data del siglo II d.C., a finales del gobierno del emperador Trajano. Tiene 167 arcos y 28 metros en su parte más alta.
En América se conoce como Camino Real la ruta que enlazaba el puerto de Buenos Aires con el Alto Perú (actual Bolivia), hasta la ciudad de Lima durante los tiempos del Virreinato del Perú y del Río de la Plata.
El sistema hídrico será muy importante también en América, antes de su descubrimiento por Colón. Los pueblos originarios ya habían construido sistemas hídricos para extensas regiones.
Las vías a ser transitadas, como los acueductos que llevan agua a todas las regiones, son señal de la necesidad de comunicación e interacción que el mundo conocido experimentaba.
El recorrido que la humanidad nos ha dejado desde tiempos lejanos ha abierto puertas a esta revolución tecnológica que vivimos hoy en la que el planeta todo está interconectado digitalmente con un mundo marcado por migraciones, inequidades y muy diferentes cosmovisiones. Mundo, que en algún sentido ya nos resulta pequeño y, sin embargo, está lejos de serenos acuerdos.
La interconexión que a través de las redes de internet tenemos hoy ha superado lo imaginado hace apenas medio siglo. Además, alcanza no a unos pocos en el planeta, sino a un extensísimo número de usuarios. Va también en consonancia con un conocimiento relativo a lo intersubjetivo que nos podría ayudar a vivir en un mundo más feliz.
Una fluida comunicación con los otros y con nuestro entorno nos ayudan como mayores a seguir encontrando el sentido de la vida y a ubicarnos felizmente. Se trata de un permanente trabajo interior para entender las interconexiones que realizamos, lo que implica el vínculo entre mundos diversos y el lugar del otro como otro, o diferente, en nuestras vidas.