
Viernes 28 de junio de 2019
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En estas fechas, todos los medios de comunicación nos alertan de los cuidados que debemos tener frente al sol, en la piel, en los ojos, en la cabeza... Y pocas veces se nos insiste en los beneficios saludables que nos pueden proporcionar los baños en la playa. Porque en síntesis, se puede decir que los baños marinos son un mar de salud.
La primera ventaja que ofrece el baño en agua de mar, es el paseo por la misma orilla. Es costumbre que debería extenderse mucho más que la de tumbarse al sol, a dejarse irradiar por los ultravioletas que nos ponen morenos. El paseo por la orilla con las olas rompiendo nos permite incluirnos en una atmósfera distinta, porque en esa zona la ionización ayuda a la asimilación de vitaminas y en general, nos hace sentirnos más tónicos.
Para las embarazadas seria muy conveniente un paseo a la orilla del mar (no al sol), pero si respirando ese aire que parece activar todo el organismo. Y como decía el Dr. Hernández de Sande, especialista santanderino, esos iones del clima marino normalizan los componentes de la sangre, ayudan a la recuperación cardiovascular, aumentan el umbral del dolor y regeneran mejor nuestros alvéolos pulmonares. Y comenta algo verdaderamente llamativo: una fractura se consolida tres veces más deprisa en un medio marino que en agua dulce. El aire marino -sostiene- es de gran pureza y un metro cúbico de aire en alta mar, no contiene germen alguno; a 200 metros de la costa, ya tiene 100.
Los alérgicos, por otra parte, sienten un alivio inmediato. La brisa que viene del mar no contiene ni pólenes ni ácaros del polvo. Es un aire limpio que les permite respirar sin la incomodidad permanente del estornudo.
Por si fuera poco, el baño en agua de mar, tiene otras ventajas notables. Por ejemplo un cuerpo de 80 kilos, cuando se sumerge en el mar, pesa tan solo 8 debido a la densidad del agua salada. Así, el baño logra una mejor y mayor movilidad articular y un aumento de la potencia muscular. Además, no es desdeñable la acción que a modo de masaje produce el movimiento del agua sobre nuestra piel.
Deberíamos por tanto, sumergidos en el agua, procurar activar las articulaciones, cuanto más, mejor.
A todos esos beneficios pueden unirse los de tipo dermatológico, como la psoriasis, la dermatitis atópica o el acné, que mejoran de forma notable en presencia del agua de mar.