Estoy envejeciendo…
Luis Morales BelletLunes 2 de marzo de 2020
ACTUALIZADO : Lunes 2 de marzo de 2020 a las 9:40 H
3 minutos
Lunes 2 de marzo de 2020
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Los tres errores que pasaron por su vida, le supusieron enormes ganancias. El primero le asaltó por sorpresa, el segundo se lo buscó y el tercero le llegó sin esfuerzo.
El primero fue percibir que la historia siempre se repite. Nadie supo avisarle de que había nacido en un mundo que buscaba la armonía pero que siempre fracasaba, como temiéndola…
Cuando intentó solucionarlo, apareció el segundo. Ninguna de sus conclusiones había acertado. Aquella persona correspondía con sus criterios pero, no era sus criterios. Era alguien con propia autonomía para discernir lo bueno de lo desaconsejable. Es decir, un fiasco.
Por fin llegó el tercero. La vida, como expresión del conocimiento y la experiencia, aquello que sucede mientras pierdes el tiempo haciendo planes… como decía John Lennon, te está esperando.
Bueno, después de varios decenios teniendo quince años, cayó en la cuenta. Ser mayor no te da la razón. Entonces comprendió la ganancia…
Sabía equivocarse, sabía darse cuenta y, sobre todo, no cejaba en el empeño.
Descubrió que tenía algo que compartir. Su interés por aquello que palpitaba a su alrededor, exigiéndole una respuesta.
Ya podía caminar tranquilo. No había prisa por complacer, acertar, cumplir ni saciar. Solo el andar era la manera de encajar en el caos. El perfecto desvarío que ordenaba la realidad.
Y, como el comodoro de las naves del espíritu, rogó…
Señor, tú sabes, mejor que yo mismo, que estoy envejeciendo y que algún día seré viejo.
Guárdame del funesto hábito de creer que, en toda ocasión debo decir algo acerca de cada tema.
Líbrame del ansia de querer arreglar todos los asuntos ajenos.
Hazme previsor, mas no preocupado; servicial, pero no dominante. Con mi gran cúmulo de sabiduría comprendo que es una lástima no aprovecharla al máximo, pero Tú sabes Señor, que deseo contar con unos pocos amigos al final.
Preserva mi mente de la enumeración de prolijos detalles; dame alas para llegar a la esencia de los problemas.
Sella mis labios ante mis penas y miserias. Unas y otras van en aumento y la tentación de airearlas se hace mayor con el paso de los años.
No me atrevo a pedir la gracia necesaria para disfrutar escuchando la narración de males ajenos, pero ayúdame para soportarla con paciencia.
Tampoco me atrevo a pedirte una memoria más fiel, pero sí mayor humildad y menor dogmatismo cuando esté en desacuerdo con la de los demás. Enséñame la gloriosa lección de que a veces, puedo estar equivocado.
Consérvame razonablemente tratable. No quiero ser un santo –resulta difícil convivir con algunos- pero un viejo amargado es una de las obras cumbres del demonio.
Concédeme la facultad de descubrir cosas buenas en lugares imprevistos, y talento en personas inesperadas. Y otórgame, Señor, la gracia de decírselo.
De esta manera, sabía que podía ser útil.
Que había alcanzado el nivel del aprendiz, tan necesario para compartir el devenir con una calidad aceptable.
Así se fue a clase, un día más, agradecido por conocerse a sí mismo.
Y saludó a los demás…
Luis Morales Bellet, director y realizador de TV. Creador de los videclips de La Bola de Cristal entre 1984 y 1998.