La obra abstracta de Kandinsky unida a lo que transmite en su libro Sobre lo espiritual en el arte, 1911, nos da clara idea del pasaje que los artistas realizaron desde que empezaron a considerarse creadores en el Renacimiento. Ya en la Edad Media, "al vivir en un mundo poblado de significados", como dice Umberto Eco, ya entonces habían comenzado a ser creadores aproximándose a la forma en que lo entendemos hoy.
Los artistas pasaron de la opresión que el pecado y la exposición a pestes e inclemencias de la naturaleza los sometía a la luz de sus creaciones: los coloridos vitrales y los manuscritos iluminados de los libros. Los genios del Renacimiento fueron reconocidos no ya como artesanos, sino que conquistaron la realidad. Sus conocimientos sobre anatomía, los factores atmosféricos y lumínicos y el dominio de la perspectiva los pusieron al lado de los científicos y filósofos de su tiempo.
En el recorrido hacia la expresión de subjetividad, que nos caracteriza hoy, vale citar al Romanticismo por centrarse en el sentimiento. Con diversas expresiones de estilo, el arte se fue alejando de la mímesis, esa búsqueda de correspondencia entre la obra de arte y la realidad que se advierte con claridad en la pintura y escultura . Cierto que algunos siguen trabajando por la mímesis y lo hacen de manera sorprendente, como Muek o quienes producen trampantojos.
Amarillo, rojo y azul, Kandinsky, 1925, óleo sobre lienzo, 127 por 200 cm., Museo Centro Pompidou, Paris
No obstante quiero destacar aquí lo que nos transmite Kandinsky con su arte abstracto: "El artista no tiene como fin la reproducción de la naturaleza, aunque esta sea artística, sino la manifestación de su mundo interior y es por ello que hoy siente envidia al comprobar que este objetivo se logra, naturalmente y sin escollos en la música que es el arte más abstracto. Cada instrumento, cada material, tiene una utilización idónea que debe ser encontrada".
A estos aportes de Kandinsky lo acompañaron las vanguardias del siglo XX, dadaísmo, subrealismo cubismo, expresionismo y muchas otras, producto de lo que se vivió en ese siglo, las guerras y los avances en el conocimiento de la psiquis humana y en sus expresiones de subjetividad.
Estos caminos de la expresión sensorio emocional subjetiva son contribuyentes a que seamos hoy una población longeva. Hemos salido del lugar idealizado que la sociedad otorgaba al mayor en el Renacimiento. Hemos pasado también por lo opuesto: un lugar de minusvalía por no ser atractivos para el mercado. Estamos hoy sujetos a derechos, activos en la recreación y transformación del mundo que habitamos.
Si vamos a vivir treinta años más después de la jubilación, más nos vale plantarnos como innovadores, agentes de cambio, conocedores del autocuidado y del cuidado a otros. También conocedores de nuestros derechos y con la capacidad de influir sobre otros para que empiecen a ver la posibilidad de vivir una vejez atractiva y saludable.
Sobre el autor:
Carmen de Grado
Carmen de Grado es Licenciada en Psicología, Máster en Psicogerontología, ex docente en la Universidad Maimónides de Buenos Aires (Argentina) y actualmente en el Instituto Iberoamericano de Ciencias del Envejecimiento (INICIEN).