Mira que ponerte en plan negativo con lo bien que estás… empezaste con lo de las pastillas, que por tomar una, dos o tres, ya te sentías acabado; luego que si "con esta edad…" y ahora tu tragedia es que tienes que usar bastón. Drama sería que no lo tuvieras que utilizar porque ya estás en el otro mundo, pero ¡no!, ¡que estás en este! y te queda moito para disfrutar, pero moito moito rapaz.
Un bastón... un bastón; ahora el problema es un condenado bastón con el que vas a andar más seguro… ¡Hombre!, te entiendo, porque lo que llevas en la mano no es un bastón, chaval, lo que llevas es la típica cachava de pastor, un tocho de madera que no me extraña que te deprimas, que hasta angustias al que te ve.
Lo que tienes que hacer es recorrer anticuarios o tiendas y ver bastones, y no en ese sitio que pone: "Aparatos ortopédicos". ¿Cómo diablos vas a encontrar un bastón bonito en un sitio que si se ponen te venden brazos y piernas?
Mira, hay unos que la empuñadura es un telescopio; sí, un telescopio, como te lo cuento. En posición normal miden unos cuarenta centímetros y extendido 72. También hay bastones-paraguas… y si no lo encuentras, pues te buscas un carpintero, le dices la idea y te entretienes mientras lo va haciendo.
Además, que el bastón se ha utilizado desde el principio de los tiempos, que no es una cosa de ahora. Los primitivos los usaban cuando iban de caza, tuvieran o no juanetes. Ya un poco más cerca en el tiempo, los egipcios, romanos, griegos, visigodos y otras bandas reconvirtieron su uso y pasó de ser una herramienta para caminar a convertirse en un signo de poder. Y en Grecia, los cantores recorrían las calles repitiendo los poemas de Homero. ¿Y qué llevaban para que fueran identificados?, ¿Una gallina colgada del cuello?, no; un bastón de varios colores cuando cantaban la Ilíada, y de amarillo cuando se trataba de la Odisea. Tú sí que eres una odisea.
Sigo, que esto de la cultura en porciones no es malo. En el siglo XVI, que ya para entonces no íbamos en taparrabos, el bastón era un signo de distinción, y muchos retratos de personajes eminentes ya aparecen acompañados de bastones. No, no mires las fotos del bar, que ahí solo está Amancio, Pirri, Cruyff, Maradona y Messi, que estamos hablando de otra cosa.
¿Y esos personajes eran todos mayores?, pues, no; pero, claro, estamos hablando de bastones y no de ese cacho rama de eucalipto que llevas en la mano, así que despierta y busca uno que mole, que tú, también molas. Te lo digo yo.
Del libro ¿Se es viejo a los 60?, tás de coña? (Amazon).