Esos animalillos llamados nietos

Lo de tener nietos tiene que ser flipante; yo no los tengo, pero debe ser maravilloso, siempre que sea el abuelo o abuela a la antigua usanza; es decir, que no te tomen por una asistenta y te empaqueten al crío.

Tú eres abuelo y con los peques rejuveneces; es como cuando tienes hijos, que muchas cosas que hacen las hacías tú de pequeño. Y si no tienes hijos no pasa nada, haces como yo, que cuando quiero escribir cuentos infantiles me voy a un parque, me siento y los oigo hablar e intento meterme en su mente.

Los críos estos que tienen cuatro o cinco años, en el fondo son como tú y yo: libres. Si van a los jardines y se les acerca uno de su edad, lo tienen claro. Si le cae bien, juegan, y si no, pasan de él; pero pasan tanto que cuando le preguntas por qué no juega con él, te sueltan… "me cae mal", se dan la vuelta y a brincar por los columpios, no dan más explicaciones ni falta que hace, porque más claro que "me cae mal", ya me dirás.

Tú hablas con un niño y lo que te dice va a misa, no andan con medias tintas, y por eso te atraen, porque lo que dicen es siempre la verdad. Y lo mismo que es bueno tratar con chiquillos también lo es tratar con gente joven, o con los de mediana edad, que te ponen las pilas.

Con esto de los nietos hay que tener cuidado, pues no hay que sonsacarles nada, que cómo están en casa, que si sus padres se llevan bien, porque su realidad es otra. Igual te dice que su padre ayer estaba serio y no lo estaba, simplemente estaba haciendo un trabajo y estaba concentrado.  

A ti, te dice que estaba serio y te montas otra película de Hollywood y te preocupas, que si el matrimonio no funciona, que si no son felices, que… que no le das tú al coco por una tontería de ná.

Pues eso, que si tienes nietos, a disfrutar de ellos, y si no, te vas a un parque y al ver a los peques, pues te hacen feliz; pero, oye, que no se trata de ir todos los días a los jardines, sino como una actividad más, como un descanso mental, que eso, lo del descanso mental, lo necesitamos todo, joé, que si lo necesitamos, aunque en vez de sesenta o setenta años tuviéramos diez.

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Del libro ¿Se es viejo a los 60?, tás de coña? (Amazon).