Hay que ahorrar para la jubilación, y empezar cuanto antes
Mariano Jiménez LasherasFoto: BigStock
Lunes 21 de noviembre de 2022
5 minutos
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Lunes 21 de noviembre de 2022
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La reforma de pensiones debe potenciar los planes empresariales
Planificar la jubilación, con el objetivo de complementar las pensiones públicas y disfrutar de ingresos en la jubilación similares a los obtenidos en la etapa activa, debería formar parte destacada de la agenda de los ciudadanos desde edades tempranas. Para ello, es necesario disponer de la expectativa de pensión pública (lamentablemente, hoy en día solo es posible obtenerla a través de simuladores, no de información generalizada por parte de la Seguridad Social), estimar nuestras necesidades de ahorro en la etapa activa (para complementar ingresos al retirarnos) en función de nuestras capacidades y preferencias, y elegir los productos más adecuados para lograr esos objetivos.
Para desarrollar eficazmente el proceso es necesario disponer de un adecuado nivel de capacidades financieras, porque existe una gran diversidad de productos, con características y finalidades variadas. Es preciso distinguir los productos de ahorro-inversión de los productos de ahorro finalista para la jubilación y, a veces, no es fácil hacerlo. También hay que distinguir entre productos individuales y colectivos, ya que sus capacidades de generar el ahorro más eficiente para la jubilación son distintas. Por eso, uno de los retos pendientes que tenemos como país es elevar la cultura y la educación financiera de los ciudadanos.
Además, es esencial empezar a hacerlo cuanto antes, para aprovechar al máximo el potencial que brinda la capitalización compuesta y con las capacidades de ahorro que tenga cada uno, por pequeñas que sean, ya que lo importante es crear automatismos en el ahorro y mantener el esfuerzo sostenido durante los años que restan hasta la jubilación.
Para seleccionar uno u otro producto, es importante tener en cuenta, además de sus características, cuál es nuestro perfil de riesgo, nuestras preferencias y nuestra tolerancia o aversión al riesgo para realizar una elección óptima. Estos elementos van a ir variando a lo largo de nuestro ciclo vital, y es preciso tenerlo en cuenta al elegir entre las distintas opciones. Podemos realizar inversiones más agresivas cuando somos jóvenes e ir disminuyendo el riesgo conforme nos acercamos al retiro.
Pero el proceso no concluye al llegar a la jubilación, porque tan importante es el proceso de acumulación como el de desacumulación, es decir, cuando nos planteamos el cobro de las prestaciones complementarias; un periodo al que hay que prestar también mucha atención para optimizar decisiones. Y no debe olvidarse la vertiente fiscal que afecta a todo el proceso de ahorro para jubilación, tanto en la etapa activa como en pasividad.
Predominio de los planes de pensiones
Hay que insistir en que, dentro de la amplia gama de alternativas de ahorro a largo plazo, no todos los productos son específicamente de ahorro finalista para la jubilación. Entre los que sí lo son, destacan los planes de pensiones de empleo e individuales, los Planes de Previsión Asegurados, los Planes de Previsión Social Empresarial, los seguros de ahorro-jubilación (individuales y colectivos), así como las mutualidades de previsión social.
Mención aparte merecen los planes de pensiones de empleo, como un referente para complementar pensiones y sobre el que se centra el impulso de la previsión social complementaria que se pretende desarrollar en estos momentos y que constituye una oportunidad histórica que debemos aprovechar. Entre sus características, podemos resaltar las siguientes: permiten generalizar la previsión complementaria, independientemente de la capacidad de ahorro individual; proporcionan una mayor implicación y valoración del sistema por parte de empresas y trabajadores por el esfuerzo compartido; facilitan políticas de recursos humanos para atraer y retener el talento; responden a la lógica de un salario diferido (muy relevante en épocas como la actual de alta inflación); la toma de decisiones y la supervisión es efectuada por la empresa y los trabajadores; son instrumentos transparentes con mecanismos potentes de protección de derechos.
Los planes de empleo, asimismo, cuentan con el asesoramiento de profesionales expertos e independientes; proporcionan el ahorro más eficiente: costes y gastos más reducidos y rentabilidades más elevadas; permiten extender los beneficios fiscales a toda la población y, como inversores institucionales, facilitan inversiones estratégicas a largo plazo necesarias para un desarrollo económico sostenible.