A veces es descarado, en otras ocasiones es sutil, pero el edadismo -la discriminación por edad- está en todas partes. Es un fino filtro que se cuela en todas las miradas y contamina la imagen que la sociedad conserva sobre nosotras, las personas de edades más avanzadas, cargada de estereotipos y clichés que nada tienen que ver con nuestra realidad.
Una de las expresiones más comunes del edadismo consiste en tratar de homogeneizar a la población mayor como si al cumplir años, desaparecieran nuestras diferencias individuales, para acabar creando una amalgama de identidades, sexualidades, sentimientos y condiciones personales y culturales, compartidas por igual por todas las personas.
Señores políticos, señoras políticas, periodistas, doctores y médicos hay algo que deben recordar: la diversidad en el colectivo de personas mayores existe. Y si me permiten, cada día es más visible.
Cuando se habla de mayores, se tiende a obviar la diversidad. Si pensamos en nuestros jóvenes, en nuestros nietos y nietas muchos afirmaran que claro, que hoy son libres para amar y ser quien ellos y ellas quieran ser. ¿Esto mismo se nos aplica a las personas mayores hoy en día? No.
Las mayores LGTB, a día de hoy tienen que lidiar con una doble discriminación: por edad y por orientación sexual o de género. La sociedad las ha invisibilizado.
Pensemos cuántas personas que han llegado a los 65 años o que tienen más años o en día, vivieron su sexualidad e identidad sexual o de género, de manera invisible debido a la brutal y sistemática persecución de la dictadura, sin poder amar a quien querían de manera libre, por pertenecer a la minoría LGTBI.
Esos jóvenes de ayer, que hoy en día, siendo ciudadanas y ciudadanos mayores, jubilados o pensionistas siguen sin atreverse a visibilizarse públicamente. En muchas ocasiones, personas que con gran esfuerzo y lucha, lograron “salir del armario” se ven de nuevo, obligadas a volver a “entrar al armario” al cumplir una cierta edad, porque en las residencias o insituciones donde habitan no les permiten vivir su orentación sexual e identidad sexual o de género con total libertad.
Lo cierto es que nadie reflexiona o investiga sobre el deseo y la sexualidad de las personas mayores, ni se habla de este asunto en los medios de comunicación, ni mucho menos en las conversaciones familiares. Nuestra sociedad ha decidido someternos de nuevo a la represión del silencio.
Nuestra sexualidad, nuestra orientación sexual e identidad, no se acaban a los 65 años, no existe un botón que desactive el deseo cuando cumples esos años como si le dieras a un interruptor para apagar la luz al salir de una habitación. Seguimos sintiendo placer y nuestra sexualidad continúa siendo una expresión más de nuestra condición humana.
Son muchas las personas lesbianas, gays, transexuales y bisexuales, que por ser mayores, por envejecer, han vuelto a perder injustamente el derecho a vivir su identidad y su sexualidad con dignidad.
La comunidad LGTBI, en el caso de las personas mayores, aún tienen mucho camino por recorrer para alcanzar la normalización. Y se van dando pasitos, la Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Trans y Bisexuales, FELGTB ha declarado y promovido el 2019 como el año de “Mayores Sin Armarios: ¡Historia, Lucha y Memoria!”, una gran reivindicación en la que por primera vez, la comunidad LGTBI pone el acento, en las personas mayores.
Pero no solo desde la comunidad LGTBI, desde el colectivo de mayores y las organizaciones que representamos a las personas mayores también debemos empezar a normalizar la diversidad en nuestras reivindicaciones a las administraciones públicas, en las políticas de envejecimiento activo, en reivindicar su participación social y en reivindicar servicios asistenciales que se ajusten a las propias necesidades de las mayores LGTBI.
En UDP, también apostamos por la diversidad, solidaridad y el respeto a las diferencias para combatir estereotipos, edadismos y roles establecidos dentro de nuestro colectivo y para avanzar a una sociedad para todas las edades.
De esa manera, el próximo 10 de abril, celebramos junto con la Fundación 26 de Diciembre el encuentro ¡Mayores y Diversas!, en el Centro Dotacional Arganzuela de Madrid, para abrir un espacio donde dar voz a la diversidad en el colectivo de mayores, pero también en la sociedad.
Un espacio para reivindicar los derechos de las mayores LGTBI y apostar por una sociedad más plural, diversa e igualitaria.
Duele pensar en todas las personas mayores que hoy continúan encerradas en los armarios en la España de 2019. Es hora de normalizar la diversidad, en todas las etapas de nuestra vida, también en la vejez.
Paca Tricio, Presidenta de la Unión Democrática de Pensionistas y Jubilados de España (UDP) y secretaria de la Plataforma de ONG de Acción Social (POAS). Además preside el Comité Asesor de 65Ymás.