

La migraña y cómo diferenciarla de un dolor de cabeza normal
Ramón Sánchez-OcañaDomingo 12 de septiembre de 2021
4 minutos

Domingo 12 de septiembre de 2021
4 minutos
Este domingo 12 de septiembre se conmemora el día europeo de acción contra la migraña. Buena ocasión para volver sobre este tema.
Se considera incapacitante y pese a ello, la gran mayoría de quienes padecen este dolor de cabeza consideran que tienen una información insuficiente sobre la enfermedad. La cuarta parte de los pacientes no ha ido nunca al médico por su migraña. Y otro dato relevante es que es una de las enfermedades que mayor autoconsumo de fármacos provoca.
Es mucho más que un simple dolor de cabeza, porque es incapacitante, porque es muy frecuente y porque es un dolor de mayor entidad. Se calcula que aproximadamente la cuarta parte de la población tiene crisis migrañosas. De ese grupo, el 17 por 100 son mujeres y el 8 por 100 varones. El problema grave es que durante mucho tiempo a este dolor de cabeza pulsátil y a veces insoportable, se le ha llamado la “cenicienta de la neurología”. Se consideraba un mal menor, porque no comprometía la vida aunque le restara periódicamente buena parte de su calidad.
Causas
No se conoce su causa primaria. Se relaciona con algún gen del cromosoma 19, con el estrés, con las hormonas, con algún factor dietético y hasta con la herencia. Posiblemente con muchos de ellos; pero se ignora la causa real.
Lo que si se sabe es que se produce una inflamación de los pequeños vasos craneales, al parecer por un descenso de la serotonina y aparece la crisis de jaqueca. Pero éste es el mecanismo, no la causa. Por eso las investigaciones más recientes tratan de actuar precisamente ahí, para abortar el proceso jaquecoso.
Qué es
Se define como una afección crónica y episódica que se caracteriza por una sensibilidad especial al dolor de cabeza.
Tiene dos características llamativas: el dolor es pulsátil, y duele una parte de la cabeza (de ahí, hemi-cranea, migraña, media cabeza). Suele ir acompañada de náuseas o vómitos y de una sensibilidad especial al ruido y a la luz. Es la enfermedad neurológica más frecuente en los países desarrollados.

Síntomas
El primero y principal es un dolor de cabeza invalidante. En el 90 por 100 de casos surgen también náuseas, y prácticamente en la mitad, vómitos. La intolerancia a la luz aparece entre el 45 y el 95 por 100 de los casos y la intolerancia al sonido, entre el 61 y el 98 por 100.
Factores desencadenantes
Quizá el más frecuente es el estrés emocional prolongado; pero los expertos hablan de factores acumulativos y se citan ciertos alimentos como chocolate, cítricos, queso y algunos azúcares. El alcohol, y sobre todo, el vino tinto; exceso de café o privación del café si se está habituado; la menstruación y en algunos casos, los anticonceptivos orales.
También el estrés emocional, ansiedad, depresión, excitación y estrés físico (viajes, exceso de ejercicio, fatiga, exceso o déficit de sueño, ayuno, etc.). Y estímulos externos (cambios climáticos, baños muy calientes, olores muy intensos, luces parpadeantes o deslumbrantes, ruidos o ver la televisión durante mucho tiempo).
El abuso de medicamentos
La utilización crónica y excesiva de analgésicos para controlar el dolor de cabeza produce por sí misma un tipo de cefalea que es una de las variedades más frecuentes: la cefalea por abuso de analgésicos.
Una historia típica de este problema comenzaría con cefaleas episódicas que se tratan con analgésicos u otros medicamentos. Con el paso del tiempo, los episodios se vuelven más frecuentes y por tanto, la toma de analgésicos también; hasta que tanto dolor como fármacos pasan a ser elementos diarios en la vida del paciente. Una característica común es que suelen tomar medicamentos con carácter preventivo.
Para hablar de “abuso de medicamentos” se cita la toma regular de analgésicos básicos 15 días al mes o más; o de otro tipo, al menos más de 10 días al mes. La cefaleas por abuso de analgésicos afecta por lo menos a un 3 por 100 de la población especialmente mujeres.
¿Qué se debe hacer?
El primer punto es tomarse en serio el dolor de cabeza; es decir, reconocer que es un problema y por tanto, acudir al médico en busca, primero, de un diagnóstico correcto y de un tratamiento adecuado; por supuesto, el paciente debe cumplir escrupulosamente el tratamiento prescrito y debe tener un seguimiento médico para analizar el resultado.