Miguel Ángel Martínez Coello
Miguel Ángel Martínez Coello, alumno de los PUM de la Universidad de Vigo Campus de Ourense y Responsable de Prensa y Comunicaciones de FEGAUS.
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Foto: 'Los viejos zapatos', obra de Miguel Ángel Martínez Coello
Martes 27 de abril de 2021
2 minutos
Foto: 'Los viejos zapatos', obra de Miguel Ángel Martínez Coello
Martes 27 de abril de 2021
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“El amor es la verdad y la alegría que está en el origen de toda creación” (Robindronath Tagore)
Aunque los principales aspectos del ciclo vital de la vida se repitan generación tras generación, deberíamos procurar meditar más en el porqué de las cosas, de lo que pasa y lo que nos pasa.
La tendencia casi siempre se basa en la clasificación, me explico: Países ricos o pobres, países avanzados o retrasados sin pararse a pensar en lo cierto te tales definiciones.
El principal problema es por lo tanto la falta de reflexión que nos impide actuar correctamente.
Cuando la consecución de un buen nivel de vida pasa por no respetar y discriminar a los demás, la intolerancia, la violencia o la carencia de empatía.
Eso mismo es el error, es de base. La riqueza de un pueblo no es solo tener una buena economía y disfrutar de un nivel cultural, se necesita algo más.
La educación no es solo adquirir conocimientos prácticos, sino saber valorar lo que somos, de dónde venimos y a dónde vamos.
La verdadera riqueza es conseguir la paz y la felicidad, esta debería ser la meta de cada educador, de todos y cada uno de nosotros, en la procura de la bondad, la generosidad, los valores éticos y la belleza de todo tipo.
Cuando falla la comunicación personal y la interación, entre otras, hacen que el individuo se aísle cada vez más y desista en la lucha por una convivencia plena y de participación en el grupo o en la familia.
Ahí es donde emana la soledad no deseada, del retraimiento debido a la progresiva incomunicación. Ése aislamiento conlleva la peligrosidad de la carencia progresiva de autoestima que hace renunciar al que la sufre y no desee más de la vida, dejándose morir.
Esta observación es una más de las que la naturaleza me ha mostrado. El gato, por ejemplo mientras tenga ganas de vivir lucha hasta el fin, pero si entiende que no puede más, elige un lugar para morir y se apaga.
Tratemos pues de ser felices y conseguir la paz…