Miguel Herce
Opinión

Los aranceles de Trump (I): Un plan de locos

Miguel Herce

Foto: Europa Press

Miércoles 9 de abril de 2025

ACTUALIZADO : Miércoles 9 de abril de 2025 a las 9:44 H

6 minutos

Miguel Herce: "Los aranceles de Trump (I): Un plan de locos"

Foto: Europa Press

Miércoles 9 de abril de 2025

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Donald Trump odia la libertad de comercio internacional y lo ha venido manifestando desde hace décadas. Al mismo tiempo, y sin poner en duda su experiencia y conocimientos en el arte de la timba y la manipulación del sistema legal, es profundamente ignorante de la historia y la economía, y de los factores que hacen prósperos a los países. No solo es profundamente ignorante de la historia y la economía; en realidad, le da lo mismo y hasta se enorgullece de su ignorancia con proclamaciones absurdas. Y no le importa dar marcha atrás cuando sus estupideces amenazan su afán de hacer dinero pase lo que pase, presentando su retirada como una victoria que había planificado de antemano.

Considero necesaria esta introducción al modus operandi de Donald Trump, ya que hoy es el hombre más poderoso del mundo y sus decisiones tienen un impacto inmediato y enormemente importante. Si tenemos en cuenta, además, que el orden económico y político mundial está en transición, es posible empezar a entender el potencial para crear caos (planificado y derivado) que tienen las dicciones y acciones de Trump desde que volvió a la Casa Blanca el pasado 20 de enero.

En este primer artículo trataré de las implicaciones macroeconómicas (es decir, a nivel de la economía en su conjunto) del anuncio de imposición de aranceles “recíprocos” que Trump hizo el pasado 2 de abril, minutos después del cierre de la sesión bursátil en la Bolsa de Nueva York (NYSE). En el artículo que le sigue, me referiré a las posibles consecuencias microeconómicas (es decir, en referencia a sectores específicos de la economía) de dicho anuncio.

Trump declara la guerra comercial y castiga a la UE con aranceles del 20%

Ya en su primera presidencia, Trump intentó, sin éxito, imponer aranceles generalizados y sustantivos, muy en la línea de los anunciados el pasado 2 de abril. Tras varios tira y afloja a partir de julio de 2018, la administración Trump se enzarzó en una guerra comercial con China, escalando mutuamente hasta niveles de aranceles en torno al 21% para las importaciones de China por parte de Estados Unidos y viceversa. Es importante destacar que, a la chita callando, la administración Biden y China mantuvieron dichos aranceles en torno al 19,3% para las exportaciones chinas a Estados Unidos y el 21,1% para las exportaciones de Estados Unidos a China.

La segunda llegada de Trump se ha producido tras cuatro años de preparación minuciosa y, a diferencia de 2017-2020, rodeado de un equipo completamente entregado a los designios del líder. Y si algo no está claro a estas alturas, es si el control de, pongámoslo así, la compañía Trump II, Inc. reside en Donald Trump o en los donantes milmillonarios que le han llevado al poder.

Ralentización y deuda como excusas

Las condiciones económicas actuales en Estados Unidos son de casi pleno empleo y una sólida economía real, pero con las amenazas de una posible ralentización de la actividad económica y de una deuda nacional que muchos expertos consideran insostenible, especialmente cuando los tipos de interés que hay que pagar para mantenerla o renovarla son altos. Para el año fiscal de 2025, la Oficina Presupuestaria del Congreso USA (Congressional Budget Office, o CBO) estima que los pagos de intereses de dicha deuda alcancen los 951.000 millones de dólares, representando un 3,2% del PIB, un nivel similar al que se alcanzó en 1991, tras años de muy elevados tipos de interés en la década de los años 80 del siglo pasado. Solamente tres programas del gobierno federal, Defensa, Seguridad Social (pensiones) y Medicare (sanidad universal para mayores de 65 años) superan en magnitud a los pagos de interés de la deuda nacional.

Que la deuda nacional o una posible ralentización sean amenazas inminentes para la economía estadounidense no es una realidad aceptada por todos los expertos, pero la prominencia que Trump y sus expertos le están dando a la deuda nacional en particular, en el discurso social y mediático, la ha convertido una de las razones que ha llevado a Trump a buscar una solución que él cree fácil y con resultados inmediatos. MAGA en estado puro.

Pero hay más motivos tras el anuncio del pasado 2 de abril. Donald Trump añora los tiempos, hace más de 100 años, en que Estados Unidos y muchos otros países financiaban sus presupuestos con aranceles en lugar de impuestos. En su primera administración, Trump rebajó los impuestos a las rentas más altas de forma extravagante (y Biden mantuvo la rebaja). Hoy, sin el freno de los asesores más disciplinados de su primera administración, el presidente de Estados Unidos se siente libre para anunciar, y ya veremos hasta qué punto implementar, la imposición de aranceles a todo el mundo, muy por encima de los niveles de los últimos 80 años.

Un plan de locos

¿Cuál es, pues, el plan para resolver los problemas, reales o imaginados por Trump, de la economía más poderosa del mundo? No se lo pierdan. Es de locos.

- En primer lugar, espera ingresar tantos dólares en el erario público que podrá bajar los impuestos, tanto a los milmillonarios como a las rentas inferiores a 150.000 dólares, que tendrían exención total.

- En segundo lugar, cree que el shock inicial en los mercados de valores (que ha sido brutal y del que hablaremos con mayor detalle en el segundo artículo), llevará consigo una huida a bonos del Tesoro estadounidense, con la consiguiente baja de los tipos de interés, como ha sucedido ciertamente.

- En tercer lugar, Trump considera que el capital nacional fuera del país se repatriará y el internacional acudirá en masa a Estados Unidos para fabricar lo que hasta hoy venía comprando del mundo entero. En este caso, Trump añade la descabellada y peregrina idea de que el resto del mundo ha venido explotando y robando a Estados Unidos desde el final de la Segunda Guerra Mundial (nada más lejos de la verdad).

- En cuarto lugar, Trump concibe aranceles exorbitados como un arma negociadora que le permitiría exigir a México la seguridad en la frontera sur, a Canadá y a China, la interrupción del tráfico de fentanilo, a Dinamarca y Canadá, la colaboración forzosa en defender la seguridad en el Polo Norte… En definitiva, Trump pretende crear un estado de autarquía económica para Estados Unidos, sometiendo al resto del mundo a sus caprichos (sí está pensando en un tercer mandato). Algo sin precedentes en la era moderna.

Si este absurdo plan llegara a implementarse, el resultado no sería la fortificación de la economía estadounidense; el resultado sería caos generalizado. En el artículo siguiente explicaré por qué creo que este plan no llegará a realizarse. Lo que no seré capaz de explicarles, al menos en un artículo breve, es cómo hemos llegado a esta situación geoestratégica.

Siendo ciudadano dual español (europeo) y estadounidense, y llevando décadas pensando en cómo prosperan los países, yo no salgo de mi asombro.

Sobre el autor:

Miguel Herce

Miguel Herce

Miguel Herce es Doctor en Economía y Econometría por la Universidad de California en San Diego (USA), Master en Economía por la Universidad de Essex (UK) y licenciado en Economía por la Universidad Complutense de Madrid. Ha sido profesor de econometría, estadística y finanzas en la Universidad de Carolina del Norte (Chapel Hill, USA) entre 1990 y 1999, y consultor en el área de litigación y finanzas en Charles River Associates, Inc., Boston, con especialidad en economía y finanzas de los seguros, entre 1999 y 2024. Tras su reciente jubilación, sigue ejerciendo como consultor independiente en las áreas de economía de los seguros y finanzas.

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