Los adultos mayores son una población particularmente vulnerable en el manejo de la diabetes, en gran parte porque enfrentan múltiples desafíos en la autogestión de la enfermedad. En el Día Mundial de la Diabetes que se celebra hoy recordamos que ¡estas personas con el tiempo pueden experimentar deterioro cognitivo y limitaciones físicas, lo que dificulta su capacidad para realizar tareas de autocuidado , como el seguimiento de forma regular de los niveles de glucosa y el ajuste de dosis de la misma. La monitorización continua de glucosa (MCG) ofrece una solución práctica, proporcionando lecturas constantes de los niveles de glucosa, lo que permite tanto a las personas con diabetes como a los profesionales de la salud tomar decisiones informadas de manera continua.
Estos sistemas, en la actualidad emergen como una herramienta de importante valor en el manejo de la diabetes de esta población, especialmente en aquellos que tienen un mayor riesgo de sufrir hipoglucemia. La hipoglucemia es un riesgo frecuente en personas mayores con diabetes, y sus consecuencias pueden ser graves. Puede agravar problemas de salud preexistentes y aumentar el riesgo de caídas, episodios de confusión y otros problemas que afectan la calidad de vida. Este riesgo está presente tanto en personas con diabetes tipo 1, debido a la necesidad de administrar insulina, como en las que tienen la tipo 2 que requieren insulina o que tienen otras complicaciones relacionadas.
Las ventajas del MCG
Los estándares de la Asociación Americana de Diabetes (ADA) para 2024 recomiendan el uso del MCG en esta población, señalando los beneficios significativos que puede ofrecer, siempre que el dispositivo se utilice de manera adecuada y se cuente con el apoyo necesario. A diferencia del monitoreo tradicional de glucosa capilar, que requiere pinchazos en el dedo varias veces al día, el MCG proporciona una lectura continua y más precisa de los niveles de glucosa, lo que permite un control más eficaz y menos invasivo. Esto es particularmente importante en personas mayores que pueden experimentar dolor o malestar con las pruebas capilares tradicionales, o que pueden olvidar realizar las pruebas capilares con la frecuencia necesaria. Además, el MCG tiene la capacidad de alertar automáticamente en límites de glucosa altos y bajos programados, lo que proporciona una capa adicional de seguridad.
La capacidad del MCG para alertar sobre niveles bajos de glucosa en tiempo real es un beneficio clave, ya que permite tomar medidas inmediatas para prevenir o mitigar un episodio de hipoglucemia. Estudios realizados en adultos mayores con diabetes tipo 1 evidencian que su uso contribuye a una reducción en el tiempo en hipoglucemia, además de aumentar el tiempo en rango y reducir la variabilidad glucémica, que es un factor importante para prevenir complicaciones a largo plazo.
Por lo tanto, estos sistemas son recomendados como parte de un enfoque personalizado que tenga en cuenta las capacidades individuales de la persona, su sistema de apoyo y su habilidad para utilizar la tecnología.
La MCG también es útil para personas mayores con diabetes tipo 2 que utilizan insulina, consiguen mejorar el control de la glucosa y reducir la variabilidad glucémica. Esto es especialmente relevante para aquellos adultos mayores que tienen limitaciones físicas o cognitivas, ya que la MCG les permite un control más pasivo y menos dependiente de la memoria o las habilidades manuales .
El equipo de salud encargado de su cuidado y seguimiento debe desempeñar un rol activo para capacitar a estas personas en el uso satisfactorio de estos dispositivos, ya que la efectividad dependerá de la correcta comprensión y adherencia al mismo. Aquellos adultos mayores que reciben ayuda por parte de un cuidador o que viven en residencias, también se benefician particularmente del MCG, ya que permite a los cuidadores tener acceso a datos de forma constante, facilitando un seguimiento más cercano y ajustado a sus necesidades.
Los desafíos
A pesar de sus beneficios, la implementación de la MCG en esta población presenta algunos desafíos. No todas las personas mayores con diabetes tienen la habilidad técnica o la capacidad cognitiva para utilizarlos de manera efectiva. Es fundamental que estas personas y/o sus familiares/cuidadores adquieran las competencias necesarias para su uso con éxito ,para lo cual es imprescindible que su implementación vaya de la mano de un programa de educación terapéutica impartido por profesionales sanitarios cualificados. Estos profesionales, además, brindarán apoyo y seguimiento constante de forma individualizada según las necesidades de cada familia o persona para que puedan aprovechar al máximo las capacidades del sistema.