En total vamos a tener un promedio de ocho nueve comidas festivas en las que vamos a triplicar lo que comeríamos cualquier otro día. Primera cuestión: ¿Por qué?. No tenemos que renunciar a ello; pero hagámoslo con medida.
Compense los menús. Cambie la idea: no comer cantidad, sino calidad. Dese un capricho, en vez de comer mucho.
Trucos para no engordar
*No es necesario comer de todo, ni atiborrarse en todas las comidas desde el día 20 de diciembre al 7 de enero. Si un día tiene una cena, procure comer poquito. Y si lo que tiene es una comida, procure a la hora de cenar tomarse un yogur, o una fruta.
*No por saltarse una comida va a “ahorrar” calorías. Cuando vuelva a comer, su organismo estará más ávido de energía y asimilará más deprisa.
*Mastique mucho y muy despacio. Cuando se come deprisa se come más, porque no da tiempo a percibir la sensación de saciedad.
*Si no hay contraindicaciones de ácido úrico -o de tipo económico- los mariscos son un buen recurso. Son ricos en proteínas, tienen poca grasa y mucha agua.
*Su enemigo son las grasas. Un gramo de grasa aporta más del doble de calorías que un gramo de todo eso que cree que engorda tanto: azúcar, o pan, o garbanzos o lentejas.
*Si toma dulce, que sea de postre: comerá menos cantidad. Si se ingieren en ayunas, se asimilará más el azúcar.
*Al acabar de cenar y antes de los postres, vaya a lavarse los dientes. El frescor de la pasta y el sabor mentolado hará que resulte menos apetitoso el dulce.
* Las fechas de celebración son muy señaladas y concretas. Las demás pueden servir para compensar; es decir, procure, los días previos, hacer comidas sin grasa, ligeras, con mucha fibra.
* NO REPETIR nunca: servirnos poco y no insistir. Otro truco eficaz es esperar un rato entre plato y plato. Desaparece la ansiedad y comeremos menos.
* Antes de una ingestión abundante, prepárese para tener menos hambre. Tome antes un par de piezas de fruta. Se trata de que no llegue a la mesa con ansiedad de comer.
* Recuerde que hay platos exquisitos con setas y champiñones. Pueden ser deliciosos, son muy poco calóricos, tienen mucha agua y componen platos sabrosísimos. No engordan.
El día grande
No ponga esas bandejas de aperitivos excesivamente calóricos (a base de embutidos y patés). Empiece por un consomé desgrasado. (Déjelo enfriar, retire la capa de grasa que queda encima y a la hora de comer, caliéntelo. No pierde sabor y elimina grasa). Puede servir un cóctel de mariscos con mayonesa baja en calorías. Y como plato principal un pescado al horno o, mejor a la sal o en papillot.
Si le parece que el cordero es imprescindible, riéguelo poco a poco y procure que pierda parte de su grasa.
También puede hacer un redondo al horno, tipo rosbif.
Y de postre, carpaccio de frutos tropicales, bien cortados finitos (con unas gotas de limón para que no se oxiden). Donde hay exceso -inevitable- es en los postres, porque es obligatoria la bandeja de turrones. No hay por que renunciar; pero tras la fruta y que sea poco para terminar con dulce.
No llegar hambriento
Uno de los primeros trucos si se come o cena fuera de casa, es tomar un poco de fruta y beber dos vasos de agua para no llegar hambriento.
También es recomendable pedir algo ligero a base de pescado. Y en todo caso, tomar pan integral o verduras para que la fibra acelere el tránsito intestinal. Si asistimos a un restaurante nos daremos cuenta tras los aperitivos, de que hemos pedido de más. Cuando se va en grupo lo normal ya es pedir algo de picar entre todos y después solo un plato. Controlar lo que se pica es un buen consejo.