Francisco Olavarría Ramos
Francisco Olavarría Ramos es profesional de la comunicación, con experiencia de trabajo en entidades y empresas relacionadas con las personas mayores o personas con discapacidad.
… saber más sobre el autorMartes 26 de septiembre de 2023
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Martes 26 de septiembre de 2023
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Entre el negacionismo de los terraplanistas o los antivacunas y otras conspiraciones, como la que presupone poderes secretos que quieren controlarnos o engañarnos, no hemos reparado lo suficiente en señalar que la negación más común no es ninguna de las anteriores, que ahora no voy cuestionar.
Desde mi punto de vista, el sabotaje de mayor agresión es el que tenemos con nuestro templo sagrado, la relación con nuestro cuerpo, espíritu y mente, que nace del negarse a fracasar y perder, a envejecer si aún quieres entenderlo así, identificándonos reducidamente con una parte, siendo cada uno de nosotros el todo mismo. Somos mucho más que un signo o una condición.
Este delirio es universal nos lleva a ver la enfermedad como una derrota y peor, como un castigo. No es ni lo uno ni lo otro. La enfermedad es una experiencia natural, que tiene multitud de expresiones patológicas, pero que nos invita a sentirnos como lo que siempre fuimos, seres finitos. Lo demás es negarse a la expresión propia de la vida y su eternidad.
En el acompañamiento, que es a lo que dedico más tiempo, la enfermedad para mí es solo es eso, una experiencia. A veces, si no siempre, una oportunidad. Este es el ejercicio consciente que me aplico para no ser víctima de nadie ni de nada, para llegar a mi último día renunciando a cualquier ataque marciano.
La sociedad nos impone muchos mandatos, como el que dice que soy valioso y pleno cuando dispongo de salud, y a esto, sí me niego, porque estaría asumiendo lo contrario, que no soy ni valioso ni pleno cuando experimento una condición de enfermedad.