Actividades para mayores… eso dicen

Aburrirte, lo que se dice aburrirte no tienes por qué, ya que ahora dispones de todo el tiempo del mundo y, como si fueras un ciclista, te puedes dosificar.

Pero en esto del tiempo libre, el asunto a veces es un poco raro; te encuentras con uno y te comenta: "Pues yo me levanto a las siete, igual que cuando iba a trabajar". Pues, chaval, tienes un seísmo en la azotea; primero, porque no trabajas y, segundo, ¿Qué diablos haces a las siete de la mañana, dónde está esa necesidad de madrugar?, ¿No te priva más abrir el ojo a las diez y media u once?

¿Y qué puedes hacer para entretenerte? El problema es que no nos han educado para la jubilación, sino solo para trabajar, y ahora, con tiempo de sobra, muchos colegas se preguntan: ¿Qué hago?

Cargarte al ministro de Trabajo de entonces, porque no se preocupó de ti para esta época de la vida, es una opción; pero mejor descartarla porque han sido tantos los ministros que ya no sería un asesinato, sino un crimen de lesa humanidad y, pues, que no compensa. Descartado el homicidio, no porque no tengas ganas; los ayuntamientos suelen propone un mogollón de actividades; pero algunas son…

Unos ofrecen bailes; bien eso del baile; ¡pero de samba!, ¿de samba y sin garotas, por ejemplo, en Burgos, con un frío que te mueres? Bueno, el de Pinto… el baile del vientre… Sin comentarios. Y el de Pamplona, hip-hop. Seguimos sin comentarios.

También hay de gimnasia; taichí, que es eso que parece que no te mueves, pero te mueves. A mí eso del taichí lo que más me mola es como van vestidos: una mezcla de pijama y bata que me recuerda a la siesta, y para mí, eso de meterme en el sobre… nunca tal deporte vi.

También hay voluntariado, que personalmente no sé qué significa esa palabra; pero me han contado que es lo más parecido a ser un misionero urbano, pero sin chanclas. 

Por lo que he visto, uno de los que más atrae es cocinar y tiene un toque de aventura porque te lo puedes montar en plan supervivencia. Esto consiste en ir agotando la compra del mes y, los últimos días, te preguntas: ¿qué puedo hacer con este poquito arroz que me queda, este trozo de ajo, esta loncha de jamón y esta patata?

Aseguran que hacer esto es un vicio, no por lo que ahorras, sino por saber cuántos días aguantas en plan subsistencia. 

Y entre nosotros, que con todas las actividades que hay no te guste algo es raro; pero no seas murciélago, tú pregunta o invéntate el entretenimiento, que tienes cerebro para ello y más; pero, como decía Siniestro Total: "Ante todo, mucha calma". Fundamental.

 

Del libro ¿Se es viejo a los 60?, tás de coña? (Amazon).