Opinión

Un ‘violentómetro’ que viaja y se transforma de México a Santander

Norma Saldaña Valdés

Martes 18 de marzo de 2025

8 minutos

"La violencia de género contra las mujeres mayores está profundamente invisibilizada"

Martes 18 de marzo de 2025

8 minutos

Nació en 2009 como un material de sensibilización para que alumnado y profesorado de una institución educativa de México identificasen la violencia de género en las relaciones de pareja. Y en 15 años ha sido traducido al inglés, chino, danés, catalán, euskara y otras lenguas originarias mexicanas. Quince años más tarde se transformó en un vídeo para identificar la misma violencia —mediante frases claras y contundentes— pero hacia las mujeres mayores en Santander, España. Se trata del “violentómetro”.

El violentómetro fue creado por Martha Alicia Tronco Rosas, mexicana y doctora en Filosofía y Ciencias de la Educación y quien trabaja desde hace 30 años en el Instituto Politécnico Nacional (IPN) haciendo investigación científica. Cuando llegó al IPN —institución educativa fundada en 1936 para impartir carreras o grados tradicionalmente masculinizados que se hicieran cargo de la extracción y producción del petróleo mexicano— se dio cuenta de que había poca presencia de mujeres en puestos directivos o como investigadoras o científicas. Fue entonces cuando, tras mucho insistir a la directiva del IPN, creó el Programa Institucional de Gestión con Perspectiva de Género. Con ese departamento, Tronco Rosas pretendía indagar sobre la actividad de las mujeres científicas en esa institución educativa. Sin embargo, tuvo que dar atención prioritaria a la abrumadora cantidad de denuncias que llegaron a su oficina, denuncias por violencia que se daban tanto en las relaciones de pareja entre el alumnado o el equipo docente, así como el plagio de artículos científicos de investigadores a investigadoras.

Por ello, desarrolló el estudio Género y amor: principales aliados de la violencia en las relaciones de pareja que establecen estudiantes del Instituto Politécnico Nacional (IPN) de México. En esta investigación encuestó el 10 por ciento del alumnado de bachillerato y grado, con edades entre los 14 y 30 años, en total, una muestra de 14.046 estudiantes.

Entre los hallazgos se observó que la violencia que se ejerce hacia las mujeres puede llegar a manifestarse con características muy peculiares: es sutil, muy velada y aparece regularmente. “La violencia en las relaciones de pareja posee altos contenidos de afecto y emociones que de alguna manera enmascaran el problema y, por el otro, las creencias estereotipadas que se mantienen alrededor de los roles de género —las mujeres como sumisas, dependientes, débiles, etcétera, y sobre los hombres como aquellos aptos para ejercer el poder— influyen de manera importante en ocasionar violencia en las relaciones de pareja”, se anota en las conclusiones del estudio.

Los resultados encendieron la alarma y la necesidad de realizar una intervención eficaz de manera urgente. “Los datos son reveladores y de ahí sale el famoso violentómetro como un material, primero de sensibilización, para que identificaran la violencia y se aplicó en la comunidad de docentes y de estudiantes”, recuerda la investigadora.

Como pedagoga, Tronco Rosas decidió crear un plan de acción para detectar la violencia que incluyera señales prácticas y sencillas. Ello se tradujo en un material de sensibilización, en formato de regla y de marcapáginas, que lleva palabras que pretenden ayudar a identificar actitudes o situaciones en la relación de pareja características de la violencia de género. El material contiene términos como “bromas hirientes”, “chantajear”, “mentir, engañar”, “Ignorar. Ley del hielo”, “celar”, “acechar/stalkear redes sociales”, “culpabilizar”, “descalificar” y así hasta llegar a la ”amenaza de muerte”, la “violación” o el “asesinato” en una escala de colores que van del verde al rojo intenso.

Tronco Rosas relata que se hicieron campañas, charlas y capacitaciones a fin de incorporar la perspectiva de género al IPN. A partir de 2009, el violentómetro se empezó a divulgar en la programación del Canal 11 —la cadena de televisión abierta del IPN—. En algunos casos, lamenta, se empezó a cuestionar como “propaganda subversiva”

En busca de apoyos, llevó el violentómetro al Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres): “Les dije a ver, yo no tenía dinero, pero que les prestaba el diseño, les daba autorización para poner su logo, y, a cambio, el Instituto podía repartir muchos y yo necesitaba al menos 100 banners para todas mis escuelas. Y se hizo la difusión en toda la administración pública federal, por eso es tan conocido”. “Han surgido muchísimos violentómetros de todo color y sabor. Algunos son tan refeos que casi me indignan y otros han evolucionado de manera brillante”, destaca.

Respecto al vídeo protagonizado por un grupo de mujeres mayores que participan de manera activa en el Programa de Voluntariado del Grupo Social UNATE, dirigidas por Mónica Ramos Toro, coordinadora técnica de la entidad, Tronco Rosas comenta: “Me da mucho gusto que después de tantos años siga siendo útil”. “Me parece que es una perspectiva muy interesante porque es un grupo que no está visibilizado y la problemática de la violencia desde las políticas gubernamentales se enfoca hacia la problemática de la violencia en niñas y mujeres jóvenes, dado que los mecanismos y estrategias están dirigidos principalmente a este grupo de la población. El vídeo me pareció muy interesante, porque enmarca las condiciones de violencia cotidianas que se presentan también en las mujeres mayores”.

Grupo de mujeres mayores

Araceli Rodríguez Araujo, una de las cinco protagonistas del vídeo, cuenta que las frases que aparecen en ese material audiovisual fueron elaboradas por ellas mismas. Se reunieron tres veces con Mónica Ramos y a partir de las palabras del violentómetro mexicano pensaron en frases claras que describieran los distintos tipos de violencia de género. Sobre su participación en la creación del vídeo comenta: “A mí me pareció estupendo porque es una forma de aportar un pequeñito grano de arena para ver si terminamos de una vez con esta lacra que nos afecta todas las mujeres. Yo creo que casi todas, en mi generación y las generaciones mayores, sobre todo, en algún momento de nuestra vida, nos hemos sentido agredidas”.

Mercedes Rodríguez narra que para ella fue divertido participar en este ejercicio y que compartió este material entre sus conocidas. Recibió comentarios en la línea del “qué bien lo has hecho”, pero no van más allá, no se habla del tema. ¿La razón? Argumenta que “es muy arriesgado reconocer o entrar íntimamente a hablar de esas cosas. Es desnudarse mucho”. 

Añade que en el tema de la violencia de género hacia las mujeres mayores hay dos problemas difíciles de sortear: el primero es que “las mujeres tenemos un exceso de empatía hacia las demás, pero no para nosotras mismas”; y el segundo es, como apuntan las expertas, el miedo que hay a represalias si se reconocen como víctimas de algún tipo de violencia.

Pilar Montes, otra de las protagonistas del vídeo, explica: “Me gusta que hemos trabajado las frases que nos parecía que podrían estar bien y yo creo que al final ha sido un éxito porque ha gustado muchísimo. La gente que lo ve me ha dicho habéis hecho las cosas muy bien, y me quedo con la sensación de que no hemos hecho un panfleto”. 

Con la ayuda de WhatsApp, Montes distribuyó el vídeo en grupos que incluyen a hombres y mujeres. Cuenta haber recibido el mensaje solamente de un hombre mayor que le dijo: “Encantado y siempre con vosotras (las mujeres)”. “A mí me parece que según en qué parte del espectro político que estés lo ves de una forma o de otra”, considera.

María José Gutiérrez, alumna y voluntaria de UNATE, al igual que el resto de mujeres que han participado en el vídeo, dice estar impresionada por el trabajo rápido y eficaz hecho por el equipo —formado por Mónica Ramos Toro, Paco Gómez Nadal y Txatxe Saceda— para conseguir un documento audiovisual al que califica como impactante. “Que las frases fueran claras, directas y breves, se ha conseguido (…) Lo he compartido con toda la gente que conozco. Nunca hemos visto un vídeo tan impactante, tan claro y que vale para gente joven y gente mayor. Hay personas que dicen que lo han visto varias veces y que me dicen: Siempre se me ponen los pelos de punta. Porque ha sido un acierto que lo digamos mujeres como todas, normales y corrientes y no gente que se identifique con un grupo feminista determinado”, concluye.

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Norma Saldaña Valdés