Inflación, pacto de rentas y nuevas subidas de tipos
Pau MonserratFoto: BigStock
Martes 31 de enero de 2023
3 minutos
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Martes 31 de enero de 2023
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La inflación amarga la cuesta de enero: sube al 5,8%, con la tasa subyacente disparada al 7,5%
El nuevo crecimiento del Índice de Precios de Consumo (IPC) en enero de 2023, hasta situarse en el 5,8% en su tasa anual, está por encima de lo previsto, lo que indica que la presión inflacionista en España está lejos de remitir.
Además, las tensiones de precios en toda Europa hacen muy probable que la próxima reunión del jueves del Banco Central Europeo traiga, nuevamente, malas noticias para los hipotecados a tipo variable y el resto de demandantes de crédito: una subida de los tipos BCE del 0,50%, lo que dejaría el tipo de referencia o tipo de interés de las operaciones principales de financiación en el 3,00%. Este eventual incremento de los tipos presionaría aún más al euríbor (que en enero ya está en el 3,333%), con destino al 4% este mismo año si no se frena más rápido la inflación.
Enero nos deja también un preocupante dato de inflación subyacente del 7,5% anual, lo que constata que estamos en plena inflación de segunda ronda y que los esfuerzos del Gobierno por bajar el IVA de determinados productos no ha tenido resultados tangibles, como ya preveíamos muchos profesionales. Cuando hay un golpe inflacionario, el país se empobrece. Toca lo más ingrato, que es repartir esta pobreza entre los diferentes colectivos, el llamado pacto de rentas (formal o informal).
La realidad actual es que los trabajadores privados y públicos, en diferente medida, están empobreciéndose. Las empresas que no son capaces de trasladar el incremento de costes a precios, que son las que operan en mercados competitivos, también son ahora menos prósperas.
Pacto de rentas para pensiones: ¿sí o no?
La última Ley de reforma de las pensiones establece que los pensionistas no pueden ver mermado su poder adquisitivo. En consecuencia, eso implica que, sea cual sea su nivel de ingresos, experimentarán la revalorización correspondiente a comienzos de cada año, para que mantengan su poder de compra. Una decisión con sus ventajas y problemas. Yo me basaré en dos contras:
1.- Que las persona con pensiones más ajustadas no vean reducir el valor real de sus ingresos, tiene todo el sentido del mundo, pero no así los que ingresan más que el salario medio en España.
2.- La inflación que sufren los pensionistas no tiene por qué ser la general, ya que su cesta de la compra es diferente; vincular la pensión a la verdadera inflación de las personas pensionistas sería mucho más acertado desde el punto de vista técnico, si bien eso requeriría de un trabajo extra del Instituto Nacional de Estadística.