Joaquín Ramos López
Opinión

Por unas dosis de templanza

Joaquín Ramos López

Jueves 26 de septiembre de 2024

3 minutos

Por unas dosis de templanza

Jueves 26 de septiembre de 2024

3 minutos

De vez en cuando, sobre todo cuando soy testigo de una escena o evento donde la compostura cívica está alterada, me viene a la memoria el recurso fácil de la cultura cristiana respecto de las virtudes.

Todas, cardinales, ya enunciadas por Platón y posteriormente adoptadas por el cristianismo y otras religiones, cuando de tratar sobre la moral se ocupan, y teologales, esa medicina espiritual para el alívio de la vida terrenal con sus contrariedades, merecen tenerse muy en consideración.

Y de esas otras siete más, las capitales, cuya práctica presupone corregir a sus homónimos “pecados”, que tanto envilecen las conductas desordenadas de los hombres.

De esas catorce maravillas disponibles para un ejercicio moral deseable –y hay algunas más– debiéramos todos, creyentes religiosos o respetables agnósticos, gente de bien o arrepentidos de actos impropios, sentirnos obligarnos a ejercitarlas.

Fue a principios de este verano, durante un encuentro de nuestro primer conjunto nacional de fútbol en el campeonato europeo de selecciones, al apreciar la respuesta moderada, ordenada y “templada” a las avalanchas febriles de sus competidores, que atribuí sus buenos resultados a esta virtud singular –la templanza– por la ponderada eficacia del equipo.

Leo ahora, por ejemplo, que se conocen cinco virtudes, dichas “esenciales”, que son: humildad, honestidad, amor, pasión y valentía. Y me encajan, en buena parte también, en la actitud de nuestros futbolistas de aquel día.

Me propuse saber más de la templanza; de su alcance social. He encontrado un mar de excelencias; una maravilla de valores, un sinfín de exquisitas definiciones y muchas referencias positivas.

Así, el Movimiento Social internacional Contra el Consumo de bebidas alcohólicas. Una ONG denominada Unión Femenina Cristiana por la Templanza. Una magnífica arquitectura en la Fuente de la Templanza, de Chapultepec (México).  O una obra literaria de nuestra excelsa María Dueñas, autora premiada y traducida a muchos idiomas, algunas seriadas en televisión. Y una Entidad de Población de la Parroquia de Santaballa, en Lugo. Hasta el Tarot la incluye entre sus cartas, la 14.

Pero dicho esto y sabido por el DRAE que templanza significa moderación, sobriedad y continencia, y que la virtud cardinal cristiana consiste en moderar los apetitos y el uso excesivo de los sentidos, sujetándolos a la razón, me permito clamar por “un cuarto y mitad” de esta virtud de ahora en adelante.

Para paliar y por impedir, o reducir siquiera, ese descalabro acelerado de comportamientos con precipitación, escasos de reflexión, de cantidad de seres humanos, especialmente relevantes en la política, en la gestión económica, en la información pública, empoderados –en negativo– de soberbia e ira, que nos está llevando a una crisis moral colectiva. 

Por disminuir al mínimo límite el uso de la falsedad, del equívoco voluntario, del sentimiento de vergüenza ajena, de la causa odiosa buscada para el desprecio, del insulto, de la defensa ilógica e imposible de los errores y las malicias públicas y privadas. Y derrotar al bulo, la confusión y la ofensa personal, todos dañinos.

Este y no otro debería ser nuestro compromiso con los otros, los demás que somos todos, los administrados y los jefes del cotarro nacional, europeo y mundial, donde lo deseado es lo fácil, rápido, nuevo y gratuito y lo recibido es el engaño, la injusta fiscalidad, el desprecio político al ciudadano y la ruina natural de la especie y su hábitat.

Ante la indigencia moral y el poco dispuesto propósito de enmienda social, tomemos una dosis de templanza, una pizca cada día, cara a un prometedor “temple” colectivo.

Sobre el autor:

Joaquín Ramos López

Joaquín Ramos López

Joaquín Ramos López es abogado, vicepresidente de la Comisión Séniors del Ilustre Colegio de la Abogacía de Barcelona (ICAB) y autor del blog Mi rincón de expresión.

… saber más sobre el autor