Hablar de la felicidad de los mayores no vende. Seguimos en reuniones, congresos, artículos, convocatorias de asociaciones de mayores, organismos varios de las administraciones públicas, hablando y escribiendo, de la salud de los mayores y sus enfermedades. ¿Los de 20, 30, 40 o 50 años, no tienen enfermedades? Las ataduras de los mayores en las residencias, el edadismo, las pensiones, nuestros derechos, la visibilidad, las residencias, los viajes del Imserso, la soledad y la atención centrada en la persona, etc.
Por supuesto, estos son combates de años, muy dignos y necesarios. Antiguas asociaciones y nuevas plataformas de asociaciones para seguir hablando y haciendo lo de siempre. Últimamente ya se está hablando de lo importante que somos los mayores en la sociedad, del liderazgo, de los estereotipos, de la economía, de las marcas, de la imagen, etc. Pero nunca se habla de la felicidad de los mayores. Es un tema que no vende.
Ha pasado inadvertido la publicación de hace unos días del INE, que nos dice, entre otros datos, que entre los encuestados de más de 65 años sólo se siente feliz un 62,5%,. Aunque paradójicamente son el colectivo que más satisfecho está con la cantidad de tiempo libre que tiene. Si el dinero no determina la felicidad, parece que el ocio tampoco es la clave. ¿Qué nos hace felices a los mayores? Y, ¿qué nos hace ser infelices? ¿Por qué no son felices el 37,5 %? Interesantes preguntas.
¿Qué es la felicidad? Viajamos a los griegos Platón y Aristóteles para conocer su concepto: "La felicidad es la máxima aspiración humana y resulta del todo posible lograrla conjugando los bienes externos, del cuerpo y del alma. Ser feliz significa autorrealizarse, alcanzar las metas propias de un ser humano. Todos los hombres perseguían la felicidad. Unos son felices ganando dinero; otros, recibiendo honores, y otros viajando. Cada cual posee el secreto de su propia felicidad". Palabras que son de plena actualidad.
En este sentido, estoy releyendo el libro La vida en cuatro letras: Claves para entender la diversidad, la enfermedad y la felicidad, del autor Carlos López-Otín (Paidós). Es un libro maravilloso que dice entre sus páginas, citando a Abderramán III (891-961)… "He tenido acceso a riquezas y honores, a poder y placer, y no parece que ninguna bendición terrenal haya quedado fuera de mi alcance. Al final, he contado diligentemente los días de felicidad pura y genuina que he disfrutado, en total suman catorce". Sabias palabras ¿Los podemos contar nosotros?
Para profundizar sobre la felicidad –y hablar seriamente del tema– es de interés conocer las publicaciones y los informes del Instituto de la Felicidad de Copenhague, donde trabaja español Alejandro Cencerrado, que es analista de datos. ¿Sabías que Dinamarca es el país más feliz de Europa? Allí podemos visitar el Museo de la Felicidad, un lugar pensado para reconectarse con las cosas que hacen que las personas se sientan bien. También el nuevo proyecto de museo dedicado a la Felicidad en Madrid, cuya apertura está prevista para el próximo mes de junio.
Entre tantas publicaciones que se editan al cabo del año sobre aspectos relacionados con la felicidad, acaba de publicarse el libro Una buena vida (Editorial Planeta, de los autores Marc Schulz y Robert Waldinger), que recoge el estudio científico más extenso nunca realizado sobre la felicidad, realizado por la Universidad de Harvard. Será interesante tanto su lectura como analizar las conclusiones del estudio.
Creo que hay suficientes temas para reflexionar sobre la felicidad de los mayores. ¿Comenzamos ya? Al hilo de estos temas, un conocido mío, me hablo de su plan de vida: ”Sonreír, vivir la vida, no aguantar idioteces, sacar de mi vida a quien no sume y ser feliz”.