

El precio oculto de los antibióticos que paga la microbiota
Gina Abellá CoretFoto: Bigstock
Miércoles 16 de abril de 2025
4 minutos

Foto: Bigstock
Miércoles 16 de abril de 2025
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Los antibióticos han cambiado la historia de la Medicina, permitiéndonos curar infecciones que antes eran potencialmente mortales. Pero detrás de este gran avance hay una consecuencia de la que se habla poco: el impacto en la microbiota intestinal.
Muchas personas, tras completar un tratamiento con antibióticos, comienzan a notar que su digestión ya no es la misma. Inflamación, gases, irregularidad en el tránsito intestinal, molestias que antes no existían... Pero rara vez lo asocian con el uso reciente de antibióticos.
¿Cómo afectan los antibióticos a la microbiota?
Estos medicamentos no tienen la capacidad de diferenciar entre bacterias buenas y malas. En su misión de eliminar la infección, destruyen también las bacterias esenciales para el correcto funcionamiento del sistema digestivo. Como consecuencia, se puede generar un desequilibrio que, de no corregirse, puede dar lugar a problemas digestivos recurrentes e incluso en sobrecrecimiento bacteriano en el intestino delgado (SIBO) o una disbiosis intestinal crónica.
Si después de tomar antibióticos aparecen síntomas como hinchazón, diarrea o estreñimiento, intolerancias que antes no existían o un malestar digestivo generalizado, es probable que la microbiota haya quedado dañada.
Restaurar el equilibrio: más allá del probiótico
Existe la creencia errónea de que cualquier probiótico es útil tras un tratamiento con antibióticos. Sin embargo, la realidad es que no todas las cepas probióticas tienen el mismo efecto. Algunas ayudan a restaurar la barrera intestinal, otras mejoran la motilidad digestiva y otras contribuyen a reducir la inflamación.
Usar un probiótico genérico sin un criterio adecuado puede no ofrecer los resultados esperados. La clave está en seleccionar una combinación de cepas que se adapte a los síntomas individuales y, además, acompañarlo con hábitos que favorezcan la recuperación intestinal.
Estrategias para recuperar la microbiota
- Cuidar la alimentación: Reducir el consumo de azúcares refinados y aumentar el aporte de prebióticos naturales ayudará a alimentar a las bacterias buenas.
- Evitar el estrés: El estrés crónico afecta negativamente la microbiota, por lo que incorporar prácticas como la meditación o el ejercicio puede ser clave.
- Hidratación adecuada: El agua es fundamental para el buen funcionamiento intestinal y la recuperación del equilibrio bacteriano.
Un cambio en la forma de abordar la salud digestiva
Los antibióticos seguirán siendo necesarios en muchos casos, pero su uso debe ir acompañado de una estrategia para proteger la microbiota. No podemos seguir viéndolos como una solución aislada sin considerar sus consecuencias. La salud digestiva es la base de nuestro bienestar general, y tomar medidas para protegerla después de un tratamiento antibiótico puede marcar la diferencia en cómo nos sentimos a corto y largo plazo.