Jueves 14 de octubre de 2021
3 minutos
Si no has visto la serie de moda, El Juego del calamar: lo primero no sé a qué estás esperando, aunque sea solo para opinar, y segundo, no sigas leyendo este artículo porque el spoiler está asegurado.
Durante toda esta serie, mezcla entre ‘Parásitos’ y las pelis de Tarantino con receta ‘fast food’, hay un personaje que permanece latente y que parece secundario, pese a influir en todos los juegos en el destino final del resto. Tal es así, que en el momento en el que es eliminado del tablero, no sucede en realidad, ya que se trata de un trampantojo de los guionistas, una artimaña para desviar nuestra atención.
Un truco en el que caemos, víctimas del edadismo inoculado en nuestro ADN; ya que al jugador 001, el de más edad del juego, lo minusvaloramos y sacamos de la ecuación desde el principio, cayendo en esa concepción paternalista en la que asumimos que alguien de avanzada edad es bueno por naturaleza, inocente y una víctima.
De hecho, cuando en teoría Oh Il-nam es eliminado, su supuesta muerte es la única en la que no se recrean los ideólogos de El Juego del Calamar y no nos la muestran. Algo que a los serieadictos con más horas y capítulos a sus espaldas les hubiera puesto en alerta si no fuera porque la víctima era un pobre viejecito enfermo con los días contados.
Es más, por un momento, los que estamos en el sillón enganchados a Netflix, pensamos que los creadores de la serie se han vuelto de repente sensibles y consideran que mostrar la muerte de un anciano es demasiado fuerte, incluso para los que no se han despeinado disparando a bocajarro a todo el que se movía.
Y nada más lejos de la realidad. El jugador 001 es en realidad el artífice del juego, uno de los personajes principales de esta serie que no deja indiferente y que pese a los fallos argumentales o de traducción que se le puedan encontrar, no puedes dejar de pensar en ella y de reflexionar en temas como: ¿De qué es capaz el ser humano en situaciones extremas? y… la manera en la que los prejuicios se apoderan de nuestro cerebro y hacen que descartemos por sistema al personaje de más edad.
