No se alarme: En un gramo de polvo doméstico pueden vivir 20.000 ácaros. Por eso nos ocupamos hoy de ellos.
Llega el otoño. No hay pólenes, pero el estornudo alérgico, o la sed de aire del asma hace su aparición como si estuviéramos en plena temporada alérgica. Y, aunque no lo sepamos, en ella estamos. Porque la mayoría de alergias a los ácaros del polvo, se presentan precisamente en estas fechas. Y es porque en el otoño se dan las condiciones de humedad y temperatura que necesitan estos organismos para su proliferación en el ambiente. El otoño y el comienzo de las primeras lluvias determinan el aumento de la humedad ambiental. Y por su parte, la puesta en marcha de las calefacciones provoca una menor ventilación de las viviendas por la llegada del frío. Todo ello permite que los ácaros mantengan su ciclo vital y, como consecuencia que se manifiesten las alergias que producen.
Por lo menos, dos millones de personas en España podrían padecer alergia causada por ácaros. Los primeros síntomas de esta alergia -congestión nasal, estornudos, asma y enrojecimiento de la piel- suelen comenzar durante los primeros cinco años de vida, aunque puede presentarse a cualquier edad. Está establecido que a mayor exposición infantil, existe más probabilidad de sensibilización y de desarrollo de asma alérgica, rinitis y dermatitis atópica.
Más en la costa
Aunque los ácaros de polvo doméstico tienen una distribución global, hay amplias diferencias en el número de ácaros en las distintas localizaciones y estaciones.
La humedad decide el número de ácaros capaces de vivir en una casa, mientras que la temperatura decide el tiempo necesario para completar su ciclo vital. El desarrollo óptimo de los ácaros se produce a temperaturas de 20-25 grados con una humedad relativa del 75 por 100. Por debajo del 65 por 100 de humedad relativa no se observan poblaciones viables, y por debajo del 45, los ácaros desaparecen del todo. Por eso, por ejemplo, en Canarias, con su humedad y su temperatura: “El clima de Canarias, con alta humedad ambiental y temperatura favorece el crecimiento de estos microorganismos". Lo mismo ocurre en toda la costa.
¿Qué son los ácaros?
Se pueden considerar los enemigos invisibles. Se llaman ácaros dermatofagoides, porque se alimentan de los restos de piel que nosotros desprendemos. Y se mantienen en el polvo doméstico. Si analizáramos el polvo de nuestras casas, veríamos que contiene una serie de partículas inertes como fibras, hilos, piel, pelos de animales, y.... ácaros, unos bichitos pertenecientes a la familia de los arácnidos, Para dar una idea: un gramo de polvo puede albergar hasta 20.000 ácaros. Viven alrededor de dos meses y medio, en los que la hembra es capaz de poner entre 300 y 400 huevos. Además, producen excrementos en una cantidad 200 veces superior a su peso. Y es precisamente ese excremento el que constituye una de las principales fuentes de alergia.
Se calcula que más de dos millones de españoles padecen de hipersensibilidad a los ácaros del polvo, según diferentes estudios.
Estornudos, inflamación de las mucosas, ojos llorosos, goteo nasal... son algunos de los síntomas fácilmente reconocibles que nos pueden llevar a pensar que sufrimos alergia a estos pequeños arácnidos. Aunque en su inicio se manifiesta de forma banal, la alergia a los ácaros puede llegar a ser más o menos grave. Por ello hay que actuar con eficacia y evitar tanto su desarrollo como posibles complicaciones posteriores.
Sin embargo, la patología puede manifestarse también en forma de picor en los ojos –la molesta conjuntivitis- o provocar, en algunas personas alérgicas, desórdenes crónicos como la enfermedad asmática que, a menudo, aunque no siempre, es de naturaleza alérgica.
Lo que debe saber de los ácaros
Los especialistas señalan algunas cuestiones que debemos tener en cuenta.
Sótanos, armarios, lugares en general cerrados y ambientes húmedos son grandes almacenes de ácaros.
La ventilación diaria y evitar humedades impedirán que se mantenga el nivel de hidratación que necesitan para vivir.
La mejor temperatura para evitar su presencia no debería superar los 18º o 19º.
Colchones, almohadas y ropa de cama son sus cuarteles generales. Los mejores materiales para evitarlos: hilo, algodón y materiales sintéticos.
Conviene lavar mantas y sábanas semanalmente y a alta temperatura (60º).
Los edredones de plumas no son recomendables para un alérgico. La ventilación de la ropa de casa y de vestir es fundamental.
Moquetas, tapicerías y alfombras deben estar fuera del alcance del alérgico.
La montaña es el mejor lugar de vacaciones para un alérgico a los ácaros, organismos inexistentes por encima de los 1.800 metros.
Es preciso cambiar con regularidad los filtros de los sistemas de refrigeración y calefacción y usar aspiradoras con filtros que impidan el paso de los ácaros y los alérgenos.
Es clave el uso de acaricidas para eliminar a los ácaros, sus larvas y sus huevos.
Es conveniente aplicar un anti-ácaros cada mes y continuar aplicándolo durante al menos 2 años.
Si tiene alergia al polvo, también podría tenerla al marisco
Pero es que además, los alérgicos a los ácaros del polvo tienen muchas posibilidades de serlo también a los crustáceos marinos, como gambas, langostinos, cangrejos, etc... debido a que ambos tipos de animales pertenecen a la misma clasificación zoológica y comparten hasta un 80 por 100 de alérgenos. Los dos son artrópodos y todos ellos tienen una proteína en el músculo (la tropomiosina) capaz de inducir alergia. En un estudio con asmáticos realizado en el Hospital 12 de Octubre se comprobó que el 92 por 100 de los enfermos sensibilizados a gamba lo estaban también a los ácaros. Cada vez se descubren más reacciones cruzadas entre alimentos y alérgenos. Por ejemplo, el 70 por 100 de los alérgicos al polen de abedul lo son también a las manzanas y a las avellanas.
Sobre el autor:
Ramón Sánchez-Ocaña
Ramón Sánchez-Ocaña (Oviedo, 1942) es miembro del Comité Editorial de 65Ymás. Estudió Filosofía y Letras y es licenciado en Ciencias de la Información. Fue jefe de las páginas de Sociedad y Cultura de El País, y profesor del máster de Periodismo que este periódico organiza con la Universidad Autónoma de Madrid.
En 1971 ingresa en TVE. En una primera etapa se integra en los servicios informativos y presenta el programa 24 horas (1971-1972). Entre 1972 y 1975 continúa en informativos, presentando el Telediario. No obstante, su trayectoria periodística se inclina pronto hacia los espacios de divulgación científica y médica, primero en Horizontes (1977-1979) y desde 1979 en el famoso Más vale prevenir, el cual se mantiene ocho años en antena con una enorme aceptación del público.
Tras presentar en la cadena pública otros dos programas divulgativos, Diccionario de la Salud e Hijos del frío, fue fichado por Telecinco para colaborar primero en el espacio Las mañanas de Telecinco y posteriormente en Informativos Telecinco.
Es colaborador habitual de radio, periódicos y revistas, y autor de una veintena de libros, entre los que destacan Alimentación y nutrición, Francisco Grande Covián: la nutrición a su alcance, El cuerpo de tú a tú: guía del cuerpo humano, Guía de la alimentación y Enciclopedia de la nutrición.
En 2019 entró en el Comité Editorial del diario digital 65Ymás, en el que colabora actualmente.