Es la época. La alergia, que literalmente significa “una reacción distinta” es una defensa del organismo ante lo que cree que es un ataque. Y los elementos que segrega para defenderse originan más perjuicio que beneficio. Aunque hay varios tipos de alergia, nos referimos hoy a la estacional, que suele llamarse fiebre del heno y que no da ni fiebre ni la produce el heno.
El causante es el grano de polen que el aire transporta para fecundar otras plantas, precisamente ahora, cuando empieza la floración. A través del microscopio se ve que el grano de polen tiene un punto que se llama poro. Por ese punto salen al exterior las proteínas que contiene el grano. Y cuando esos pólenes que viajan por el aire, llegan a la nariz, a la mucosa respiratoria, liberan las proteínas que contienen casi de forma inmediata. Es posible que confundan la humedad de la mucosa con la de una nueva flor. Y ahí empiezan los problemas.
Se produce entonces una auténtica revolución a mínima escala. Nuestro organismo dispone de unas células -mastocitos- que tienen en su interior una serie de gránulos. Esas sustancias, al ser estimuladas por las proteínas del polen, salen del mastocito dispuestas a actuar. Y entre ellas, está la histamina y otras de reacción más lenta.
La liberación de esas sustancias pretende ser un mecanismo de defensa frente a esas proteínas del polen; pero el organismo del alérgico las identifica como enemigas. Y claro, en la estrategia de defensa, esas sustancias -como la histamina- producen más perjuicio que beneficio. Por ejemplo, se contrae el músculo liso. Y por tanto, los bronquios se estrechan. Hay también una dilatación de los capilares y abundante secreción de moco. Total: hay mas sustancias que deben atravesar un paso más estrecho y de ahí, los síntomas ya conocidos.
Lo primero que debe hacer un alérgico es acudir a un especialista para que se detecte, cuanto antes, cuál es la causa directa de su alergia. Suelen hacerse pruebas en la piel, precisamente porque las células de la piel son muy ricas en histamina. Será él quien imponga el tratamiento adecuado. Hay quien se inclina por una medicación que bloquee la histamina (con el problema añadido de que suele dar sueño); hay quien prefiere antihistamínicos que no traspasan la barrera encefálica y que, por tanto, no adormecen; hay quien aconseja conocer cuál es el origen de la alergia y empezar un tratamiento de vacunas específicas; es decir, ir suministrando al organismo cantidades muy pequeñas de lo que produce alergia, para que éste la vaya tolerando y así, llegado el momento, se encuentre con un cuerpo "acostumbrado".
Este tipo de alergia puede afectar a un 33% de la población en algún momento de su vida. O dicho de otra forma: uno de cada tres españoles la ha padecido, la padece o la va a padecer. Afecta mucho más a la mujer que al hombre, aunque no haya una razón clara del por qué. Afecta a casi todas las mucosas. Los ojos sufren también y aparece una clara conjuntivitis. Incluso puede haber una ligera hinchazón.
Lo que debe hacer
- Para los alérgicos el mejor aire acondicionado es el del litoral. Las brisas están libres de granos de polen, porque vienen del mar. Recuerde que en el litoral, el tiempo de floración es más amplio. En la meseta, se pasa del invierno frío, al buen tiempo con un escaso margen de "acomodación". La floración es muy rápida y por eso la concentración de pólenes en el aire es mucho mayor.
- No salga al campo en época de floración.
- Las plantas más alergénicas son las gramíneas.
- La lluvia favorece la caída del polen. Pulverice con agua su habitación. Cierre bien las ventanas y si viaja en coche en esta época cierre las ventanillas.
- Si va al campo, no lleve ropa llamativa, pues atraerá insectos.
- Los árboles de los paseos urbanos son causantes de muchas alergias.
- Y recuerde: esos pelillos voladores, como pelotitas de algodón que vagan por el aire, no son los causantes de esta alergia. Eso es pelillo de chopo y no tiene nada que ver con los microscópicos pólenes.