ACTUALIZADO
: Viernes 7 de enero de 2022 a las 12:32
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Lunes 9 de agosto de 2021
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Por la obsesión del kilo de más o por dietas mal llevados se produce en muchos adolescentes una anemia por falta de hierro o ferropénica.
El hierro, como es sabido es un mineral que tenemos en el organismo ligado siempre a las proteínas (nunca esta libre). Y su importancia es de tal magnitud que basta enumerar sólo tres procesos fisiológicos que serían imposibles sin el concurso de este mineral:
Transporte de oxígeno por los vasos sanguíneos.
Concentración del oxígeno en los músculos (para poder quemar el combustible energético).
Respiración celular y las reacciones oxidativas intermedias.
No podríamos vivir pues sin hierro.
Nosotros tenemos (según el peso de cada uno, claro) alrededor de 4 gramos de hierro en nuestro cuerpo. (Puede oscilar entre 3,5 y 4,5).
Es verdad que podemos aportar a nuestro organismo hierro en la dieta y así lo hacemos cuando ingerimos verduras, legumbres, patatas, huevos y carnes. Sin embargo, los especialistas señalan que es prácticamente imposible que aportemos así la cantidad necesaria, porque el hierro que llega por la alimentación esta químicamente en la forma “férrica”, y la absorción a nivel duodenal debe ser “ferrosa”. (Por eso hay que desmentir la tan creída teoría de que las lentejas aportan mucho hierro. Lo tienen, pero nosotros no podemos asimilarlo).
La Organización Mundial de la Salud sostiene que el déficit de hierro es uno de los desórdenes nutricionales más frecuentes en el mundo y desde luego una de las principales causas de la anemia que estamos tratando. Afecta a todos los países, a todas las estructuras sociales, a todos los sexos y edades. Pero hay dos grupos especialmente vulnerables: las niñas y las mujeres embarazadas.
El problema
El peligro estriba en que por hemorragias, embarazos o reglas muy abundantes, puede haber una pérdida de hierro notable. Para dar una idea: la menstruación eleva la pérdida normal de hierro hasta 2 miligramos por día. Y puede decirse que la pérdida mensual es de 15 a 30 mg.
Se calcula que en los países desarrollados, la ingesta de hierro en la dieta es de 12 a 20 miligramos, aunque no todo ese hierro es fácilmente asimilable.
No puede obviarse que también se puede producir carencia por una pérdida de pequeñas cantidades de sangre, pero de forma continuada. Basta decir que las hemorroides pueden originarla. En la mujer, es sin duda la menstruación la primera causa. Y más, si hay úlceras sangrantes, pólipos o divertículos...
Otro factor a tener en cuenta es una alimentación deficiente, sobre todo en algunas zonas del planeta donde la carencia es lo habitual.
Y en nuestro ámbito, puede producirse por ese desmedido afán de adelgazar que llega a imponer unos regímenes absurdos que no solo no son saludables, sino que incluso son nocivos.
Hay que tener en cuenta también que hay edades en que la demanda de hierro por parte del organismo es muchísimo mayor. Y si hay una deficiencia justo en esas edades, es fácil que la carencia se manifieste.
Y por último se pueden dar dos problemas no excesivamente frecuentes, pero que hay que señalar. O hay un fallo en la absorción del hierro, o hay una alteración en el transporte de ese hierro.
Anemia subclínica
Esta anemia concreta se traduce en una especial fatiga muscular, un cansancio general, una falta de apetencia por casi todo. A veces hay una ligera descamación de la piel. Y como hace falta hierro se saca de donde se puede. Y una de esas zonas es el pelo. Por eso el pelo pierde vitalidad, se hace frágil e incluso se cae. Y las uñas se hacen quebradizas y con estrías. El problema es que además, puede empezar un círculo vicioso. Porque una de las consecuencias de esta anemia es la pérdida de apetito, con lo que al no comer, la carencia se va haciendo cada vez mayor. Quizá lo más llamativo que a veces tiene la anemia ferropénica es la irritabilidad, que suele ir acompañada de la imposibilidad de concentrarse y de pérdida de memoria.
Una encuesta de la Fundación Española de Nutrición señalaba que los escolares españoles están, por lo general, bien alimentados. Pero que a partir de los catorce años, y aunque siguen comiendo en el mismo centro, las niñas empiezan a mostrar una serie de deficiencias notables. Les entra la obsesión por los kilos. Comen cada vez menos. Llega una situación de anemia subclínica, que no es grave, pero que tiene un poco de todos los síntomas que decíamos antes. Irritabilidad, falta de concentración, pérdida de memoria, cansancio, fatiga muscular, pelo frágil y uñas quebradizas...
Y es, insistimos por un deseo desmedido de adelgazamiento. Porque, si quisiera ponerse a régimen, ¿qué se le ocurriría quitar primero de la dieta? Inmediatamente piensa en suprimir legumbres y grasas, elementos que tienen una gran importancia en la nutrición. Sin nada de grasa, por ejemplo, todas las vitaminas que se llaman liposolubles, es decir que se disuelven y viajan en la grasa, no se asimilarían. Y si eliminamos las legumbres, eliminamos también una buena cantidad de minerales que son, aunque no tengan tanta fama, tan importantes como las vitaminas.
Sobre el autor:
Ramón Sánchez-Ocaña
Ramón Sánchez-Ocaña (Oviedo, 1942) es miembro del Comité Editorial de 65Ymás. Estudió Filosofía y Letras y es licenciado en Ciencias de la Información. Fue jefe de las páginas de Sociedad y Cultura de El País, y profesor del máster de Periodismo que este periódico organiza con la Universidad Autónoma de Madrid.
En 1971 ingresa en TVE. En una primera etapa se integra en los servicios informativos y presenta el programa 24 horas (1971-1972). Entre 1972 y 1975 continúa en informativos, presentando el Telediario. No obstante, su trayectoria periodística se inclina pronto hacia los espacios de divulgación científica y médica, primero en Horizontes (1977-1979) y desde 1979 en el famoso Más vale prevenir, el cual se mantiene ocho años en antena con una enorme aceptación del público.
Tras presentar en la cadena pública otros dos programas divulgativos, Diccionario de la Salud e Hijos del frío, fue fichado por Telecinco para colaborar primero en el espacio Las mañanas de Telecinco y posteriormente en Informativos Telecinco.
Es colaborador habitual de radio, periódicos y revistas, y autor de una veintena de libros, entre los que destacan Alimentación y nutrición, Francisco Grande Covián: la nutrición a su alcance, El cuerpo de tú a tú: guía del cuerpo humano, Guía de la alimentación y Enciclopedia de la nutrición.
En 2019 entró en el Comité Editorial del diario digital 65Ymás, en el que colabora actualmente.