Ellas la sufren un 200% mas que ellos. La razón es clara y, además, sabida. Y es la dificultad de combinar la vida familiar con la vida laboral. Un 15% de ellas –mujer y trabajadora– ya es víctima del estrés y de ansiedad. Este porcentaje aumenta cuando se trata de madres de familia, y disminuye apreciablemente cuando se plantea en los varones de la casa. En cambio solo un 13% de las personas sin hijos se ven afectados por este problema. Entre las mujeres que trabajan más de 39 horas por semana, casi tres de cada diez sufren ansiedad, porcentaje que disminuye a una cuando no tienen hijos. Se puede deducir pues que el problema comienza cuando ella cree que el trabajo toma un tiempo que debería dedicar a la familia (sea cierto o no). Por si fuera poco, hay que añadir el factor hormonal (estrógenos, andrógenos y progesterona, que determinan diferencias con el varón; y también deben tenerse en cuenta las fluctuaciones de progesterona y estrógenos durante el ciclo menstrual). Y no hay que olvidar el papel de cuidadoras que ellas asumen cuando llegan a cierta edad.
Qué es
La ansiedad se puede definir como una sensación de preocupación excesiva, angustiosa, con miedo hacia lo desconocido, sin una razón lógica que lo justifique; o por lo menos que justifique la magnitud de ese miedo. Además suele acompañarse de otras sensaciones que componen un cuadro complejo: falta de energía, angustia, falta de concentración, alteraciones de sueño…
La ansiedad que en alguna ocasión es normal (exámenes, viajes, cambios de situación) tiene características distintas ya que no altera excesivamente y, sobre todo, desaparece o disminuye notablemente en cuanto se supera el problema. La otra, sin motivo aparente, es desproporcionada y se mantiene en el tiempo al no tener una causa concreta.
Síntomas
Los más conocidos son la sudoración excesiva –llamativo es el sudor de manos– aceleración cardiaca, aumento de la tensión, e incluso bloqueo muscular. Síntomas que, según el grado de ansiedad pueden ser más o menos pronunciados.
Demasiados ansiolíticos
Y un reflejo del problema, es el excesivo consumo de ansiolíticos que los médicos detectan. Y del que ya hemos hablado en 65Ymás. Se estima que el 2,5% de ciudadanos los consume de forma regular y por lo menos un 15% de forma esporádica.
Y este exceso se debe, como señalan los especialistas, a nuestro sistema de vida, a la sociedad en que nos hemos instalado con escasa tolerancia al fracaso, a una actividad laboral cada vez más exigente e insegura, a la falta de apoyos familiares y a las dificultades de convivencia y comunicación en el seno de las propias familias. Quizá por todo ello, 7 de cada 10 consumidores de estos psicofármacos son mujeres. De todos modos, los psiquiatras suelen comentar que la estadística puede estar distorsionada y los varones no ocupan el lugar que les correspondería porque muchos de ellos utilizan el alcohol como ansiolítico.
10 curiosos consejos
Estos son los sencillos consejos de una experta californiana que están haciendo furor en Estados Unidos:
1. Acomódese en una silla con la espalda recta; respire profundamente escuchando el sonido del aire que sale de sus pulmones; repítalo cinco veces.
2. Haga algo fácil con las manos: eso evitará la tensión y la frustración; puede reparar algún utensilio u ordenar el armario.
3. Coma algún plato que le recuerde tiempos felices del pasado: aquella tarta de casa, aquella paella, o aquella sopa de ajo que ya nunca hace...
4. En casa, cuando baje la escalera, cuando pasee, tararee alguna de sus canciones favoritas.
5. Baile, corra, camine... !sude!: la actividad física es la mejor manera de liberarse del estrés.
6. Viaje mentalmente al lugar más maravilloso de la tierra; cierre los ojos e imagínese que está en la playas de Hawai.
7. Evite las pequeñas incomodidades; si hay mucha gente en la frutería, pida la vez y dé una vuelta.
8. Cuando se vaya a acostar, prepare el cuerpo para el sueño; es decir, vaya aparcando preocupaciones.
9. Sea un poco narcisista; recuerde algo bueno que le hayan dicho y disfrute un momento recordándolo.
10. Desconecte varias veces al día: dé un paseo, mire por la ventana, sueñe durante un minuto...
Se sorprenderá del valor de cinco minutos si los dedica solamente a eso, a perderlos.