Hazte ahora mismo el propósito: debes salir a pasear. No hace falta mucho tiempo. Solo hay que quitarse el reloj, pero no el de la muñeca, sino el de la cabeza. Hay que recuperar la calma y un buen sistema es este: date un tiempo sin reloj para dar una vuelta, pasear, andar un poco, ver el mundo de otra forma, ahora que la luz inunda el día… Verás cómo dan de sí cinco, diez minutos al aire libre…
Está demostrado que cuando se reduce el número de horas de sol, aumentan los casos de depresión y hay más trastornos afectivos. Los psiquiatras lo constatan cada otoño. Y del mismo modo, puede advertirse que cuando llega esta época, con más horas de luz solar, y con más tiempo al aire libre, uno se siente más jovial y más enérgico. Tiene sus razones científicas. La luz del sol es especialmente importante para el buen humor. Y es que sin entrar en demasiados detalles, con el sol, la epífisis cerebral -glándula situada en la base del encéfalo, que regula el funcionamiento de ciertas hormonas -segrega serotonina que es un neurotransmisor que predispone al optimismo.
No se sabe muy bien cómo llega la luz desde la retina del ojo hasta la epífisis. Pero es seguro que la glándula está situada en un lugar decisivo del cerebro, en una región desde la cual se controlan las funciones primordiales del cuerpo (respiración, tensión sanguínea, calor corporal, etc.). Allí es donde se cruzan los nervios de la vista. Y desde allí, al parecer, se controla también todo nuestro mundo sentimental y emotivo.
Cuando llegan estas fechas todos nos sentimos distintos. Los días son más largos y por tanto, hay mas calor, mas tiempo de día y menos de noche. Por eso te sientes con una especie de alegría diferente.
También es importante el cambio de lo que comemos. Sin duda comienza la temporada de ensaladas y por supuesto de frutas. En muchas zonas de España se consume ese batido vitamínico que es el gazpacho. En general, tendemos a mejorar nuestra dieta huyendo de platos excesivamente fuertes. Recordemos las recomendaciones usuales de una buena dieta: Comer buena cantidad de frutas y verduras. Comer cereales y legumbres, preferiblemente frescos y poco procesados. Comer menos carne (la norma dice que la carne en el plato debería ser la guarnición y no al revés). Reducir el consumo de grasas animales (excepto las del pescado azul). Reducir el consumo de sal y limitar el consumo de alcohol.
Aumentar la autoestima
Todos los psicólogos coinciden en que solemos tener la autoestima por los suelos. Y ese es un problema para nuestro estado de ánimo. No nos damos cuenta de que todos somos competentes para algo. Así que hay que descubrir esas potencialidades personales y desarrollarlas. “Lo que no podemos hacer -es la norma que propone el psicólogo Miguel Silveira- es compararse para salir perdiendo, como hace mucha gente. Hay que andar, hablar, mirar, vestirse, arreglarse y comportarse como si fuéramos importantes y valiosos. Que lo somos. Cada uno de nosotros es único y diferente a los otros. Y ser diferente no significa ser inferior. Tampoco superior. Cada cual, como es, siempre es una pieza útil en el grupo, en la empresa, en la sociedad en que vive. Hay que reconocerlo.”