Suele haber alguna confusión cuando se habla de los reumatismos más comunes. Y no se suele distinguir bien la artrosis de la artritis. El sufijo nos da la clave. Si se trata de un proceso de degeneración o desgaste, en medicina, el término acaba en –osis; y si se trata de una infección o inflamación termina en –itis. La artritis sería pues la infección o inflamación de una articulación, mientras que la artrosis es el reumatismo por degeneración o desgaste. Es ya una de las enfermedades más comunes y decimos que es el reuma más femenino, porque afecta a tres mujeres por cada varón.
Cuando dos huesos articulan, para que no rocen entre sí disponen de un almohadillado suave y lubrificado que es el cartílago articular. Es como una alfombra entre los dos huesos. Pero ese cartílago va destruyéndose, y al fallar la amortiguación, el movimiento se hace doloroso. Los huesos rozan entre sí y acaban deformándose. En otras palabras, la destrucción progresiva del cartílago hace que este pierda elasticidad y consistencia por lo que ya no puede cumplir su función. A su vez, al desgastarse el cartílago, el hueso crece de forma irregular para compensar ese desgaste. Y de ahí las deformaciones que aparecen en las zonas de artrosis (especialmente en las manos).
El síntoma más común es el dolor y la inflamación en las articulaciones, sobre todo en rodillas, cuello, zona baja lumbar, manos, caderas y pies. Los síntomas mejoran con el reposo. El dolor es poco importante en el comienzo y va progresando.
Factores que ayudan
Puede haber una causa traumática (como una sobrecarga), pero también hay un factor hereditario que es tan claro como inexplicable. Porque no sigue las leyes tradicionales de la herencia. Y aunque no se sepa cómo, la verdad es que en la familia en que se instala la artrosis, esta permanece bastante tiempo. También hay un componente hormonal, ya que hay hormonas que actúan sobre el cartílago acelerando su maduración (se destruye entonces antes) o disminuyendo su regeneración. Como factores de riesgo pueden citarse el envejecimiento, la obesidad, el sobrepeso y la sobrecarga por excesiva práctica de deportes.
Un dolor distinto
El dolor de la artrosis es característico. Duele al comenzar el movimiento y luego desparece. Pero si el movimiento continúa, duele tiempo después. Es en la rodilla en donde mejor se nota. Duele al levantarse. Tras dar unos pasos, desparece. Pero si se anda mucho, vuelve a surgir ya con más intensidad.
La artrosis entre las falanges de los dedos de la mano es una de las más comunes. Y es muchísimo más frecuente en mujeres que en varones. A partir de los 45 años, un día comienza un ligero dolor en los dedos que enseguida empezará a ser una costumbre. De pronto, aparece un nódulo duro que se instala para siempre. (A veces surge el nódulo sin dolor). Y claro, ese nudo en el dedo impide ya el funcionamiento normal de la mano. También mas femenina es la artrosis de rodilla. Aparece después de un cierto tiempo de inmovilidad. Y se caracteriza especialmente porque se nota mucho al bajar escaleras. Por supuesto, eso de ponerse en cuclillas es muy doloroso.
La de cadera es más frecuente en varones. Empieza un dolor hacia la ingle, precisamente cuando se va a iniciar el movimiento: al levantarse, o al subir las escaleras. Muchas veces no duele en la cadera, sino en la ingle, en la rodilla o en el muslo.
Lo que debe hacer
- Vigilar el peso y llevar una dieta equilibrada.
- Cambiar de postura frecuentemente.
- Dormir en una cama adecuada.
- Realizar ejercicio físico, siempre que no sean deportes que requieran esfuerzo excesivo.
- Evitar sobrecargas.
- Repartir el peso, para que no se vean forzadas las articulaciones.
- Mejor usar carrito para la compra.
- Evite estar de pie innecesariamente durante mucho tiempo.