La atrofia vaginal afecta a la mitad de las mujeres en la menopausia lo que perjudica sus relaciones sexuales y su calidad de vida. Y lo curioso es que ellas se quejan antes de los sofocos y la sudoración que de la sequedad vaginal, que va empeorando con los años si no se trata.
La atrofia vaginal es el término médico que hace referencia al adelgazamiento de la pared vaginal que se produce durante la menopausia. La vagina tiene un 'tapizado' interno formado por varias capas, dispone de elasticidad y una humedad propia. Pero al llegar la menopausia ese revestimiento interior va perdiendo grosor, y se va haciendo más fino y mas frágil. Y al disminuir las hormonas, se acorta, pierde la elasticidad y uno de los síntomas más claros es que se reseca. El problema es que no ocurre como con otros síntomas de la menopausia. Mientras los sofocos y la sudoración desparecen con el tiempo, los síntomas relacionados con la atrofia vaginal, no solo no se resuelven, sino que van agravando con el paso del tiempo.
Y sólo una de cada cuatro mujeres consulta a su ginecólogo por este motivo, a pesar de que estos síntomas suelen ser progresivos y empeoran en ausencia de tratamiento. De hecho, el epitelio adelgazado provoca que con el roce de las relaciones sexuales se produzca un sangrado acompañado de dolor por lo que el tratamiento de elección es administrar un estrógeno a nivel tópico (de acción local y que no pasa a la sangre).
En mayor o menor grado, ocurre en todos los casos, puesto que la causa está precisamente en el déficit hormonal que se produce con la llegada de la menopausia. Debe saberse que los primeros síntomas comienzan antes incluso del cese de la menstruación; cuando la menopausia se presenta definitivamente, por lo menos la mitad de las mujeres sufren esa atrofia, que con la edad, va a llegar inevitablemente.
El hábito de fumar empeora la situación porque, como es sabido, afecta a todo el riego sanguíneo.
La primera consecuencia se deriva de la propia sequedad vaginal: aparece la dispaurenia, que no es otra cosa que el dolor o molestia en las relaciones sexuales. Pueden aparecer también molestias al orinar. Como dicen los ginecólogos, es bastante frecuente que aparezcan signos de inflamación, y sobre todo, algún tipo de infección, entre otras cosas, porque el flujo ácido que antes protegía, se va haciendo mas neutro y por tanto, menos activo frente a los gérmenes.
No es raro que, precisamente por su delgadez y pérdida de elasticidad, surjan pequeñas heridas.
Tratamiento
En sentido estricto no se cura; pero puede tratarse con el fin de que desaparezcan los síntomas. Y no es complicado. Si toda la sintomatología surge por la desaparición de las hormonas que lubrican y dan elasticidad a la vagina, pueden utilizarse hormonas o lubricantes locales que minimicen el problema. No se trata de administrar hormonas para paliar los signos de la menopausia, sino de la aplicación local y tópica de ciertos preparados que el ginecólogo recomendará.
Y en lo que los especialistas están de acuerdo es que llevar una vida sexual activa con lubricantes vaginales pueden paliar de manera notable la atrofia.