Los especialistas no hablan de cálculos, sino de litiasis (litos = piedra) y son los depósitos que pueden formarse en distintos órganos y sobre todo, en el riñón o en la vesícula. La frecuencia con que se producen es grande. Si hablamos de los renales, podemos decir que prácticamente no hay familia en donde un varón no haya sufrido algún cólico nefrítico producido por un cálculo. Y si nos referimos a los biliares, a los de la vesícula, puede decirse que afecta a más de la cuarta parte de quienes hayan cumplido los 40 años. Lo más curioso es que en un porcentaje no desdeñable de casos ignora la presencia de estas formaciones en su vesícula, porque nunca ha tenido síntomas.
Es mucho más frecuente en mujeres en la edad media de la vida. Sin embargo está demostrado que puede aparecer en los dos sexos y a cualquier edad. En los últimos años y gracias a métodos de exploración como la ecografía se han descubierto cálculos biliares en niños y en adolescentes.
En el mundo occidental, entre el 15 y el 25 por 100 de las mujeres adultas padece cálculos en la vesícula, eso que científicamente se llama litiasis biliar o colelitiasis. En los varones, sin embargo la incidencia es casi de la mitad, ya que se sitúa entre el 7 y el 15 por 100. Quizá lo que más puede llamar la atención es que, pese a la prevalencia tan alta en un porcentaje muy elevado de casos, se ignora el padecimiento porque no da ningún tipo de síntomas.
Las personas que tienen mucho colesterol o que ingieren un exceso de grasas pueden ver modificado el equilibrio de la bilis. Y en ese desequilibrio se pueden formar los cálculos. De hecho, lo que se observa es una alteración en el metabolismo de las células hepáticas. La bilis, producida por las células del hígado, se almacena en la vesícula de donde se vierte al intestino para facilitar la digestión de las grasas. Es fácil comprender que cuando esa bilis tiene alterada su composición porque hay, por ejemplo, más substratos sólidos (suele ser colesterol), estos pueden precipitar, pueden crear depósitos que acaban formando una auténtica piedra.
Si por un lado hay más sustancias sólidas en la bilis y por otro hay un mal funcionamiento de la vesícula (supongamos que se retiene la bilis durante demasiado tiempo) es fácil deducir que estos sólidos se agrupen y formen, poco a poco, un cálculo.
Factores de riesgo
Hay algo que llama la atención: los cálculos biliares sólo aparecen en los seres humanos y en los animales domésticos. Se deduce por tanto que la causa puede estar en la alimentación, aunque parece haber también una cierta predisposición genética .La edad es otro de los factores que influyen y está claro que a más edad, más riesgo.
En muchas ocasiones no producen ningún tipo de padecimiento, ni siquiera molestias, por lo que no se diagnostican. Cuando obstruyen algún conducto es cuando aparece el dolor o la alteración digestiva que denuncia su presencia.
El dolor abdominal agudo es la manifestación más común de la litiasis. Es muy fuerte en el primer momento, y va después remitiendo en episodios de duración variable (entre 15 minutos y dos horas). Este dolor, cuya relación con la litiasis se confirma con la ecografía, es la manifestación más clara de la existencia de cálculos. Otros síntomas que suelen asociarse a la presencia de cálculos, como la sensación de malas digestiones, de dificultad para tragar o de acidez no son característicos exclusivos de litiasis.
Cómo evitarlos
Para los especialistas hay una serie de factores que favorecen la aparición de los cálculos. Es evidente que la predisposición genética, la edad, o el sexo (hemos visto que es por lo menos el doble de frecuente en mujeres) no son factores sobre los que podamos intervenir. Sin embargo, hay dos factores de riesgo claros: uno es la obesidad y otro es la pérdida rápida de peso. Una dieta que provoque una pérdida muy rápida, favorece la aparición de piedras en la vesícula. Se ha demostrado que las dietas hipocalóricas, de menos de 700 Kcal/día, o periodos de ayuno de más de ocho horas, son importantes factores de riesgo.
El médico indicará el tratamiento oportuno. Y debe saberse que puede degenerar en algunos casos hacia problemas tumorales.