A los profanos nos suele extrañar que se hable así, en conjunto, del cáncer de cabeza y cuello. Pero la razón es sencilla: la mucosa que recubre el tejido es la misma y en ella se produce el 85 por 100 de los cánceres de la zona. El resto obedece estadísticamente a los procesos tumorales de tiroides, cartílagos o huesos faciales.
El problema más grave, y de ahí el título de estas líneas, es que los factores que incrementan el riesgo de estos cánceres son todos prevenibles. Y una campaña en este sentido reduciría de manera notable su incidencia. No podemos olvidar que a los cánceres de cabeza y cuello se les suele llamar también de vías aerodigestivas superiores.Y, evidentemente, uno de los factores determinantes es el tabaco.
Factores que incrementan el riesgo
Parece que ya hemos tomado conciencia de la responsabilidad del tabaco en distintas patologías de tipo respiratorio. La enfermedad pulmonar obstructiva crónica, (la EPOC, que deberíamos llamar tabacosis para recordar su origen) o el cáncer de pulmón son dos buenos ejemplos. Pero no se puede ignorar que hasta ahora el hombre fumaba más que la mujer, la casi totalidad de los cánceres de boca eran achacables al tabaco. Hoy, la mujer, incorporada de lleno al hábito del tabaco, ya figura de pleno derecho en la estadística. En todos los estudios, la incidencia de estos tumores es siempre mucho mayor entre los fumadores.
También el consumo de alcohol se asocia al cáncer de esas vías aerodigestivas superiores. Las razones del peligro del alcohol no son por los elementos tóxicos que pueda contener sino porque el consumo habitual de alcohol se asocia siempre a deficiencias nutricionales y vitamínicas. Por otra parte, el alcohol inhibe parte de la protección que brinda la saliva y además multiplica el riesgo del tabaco.
Es interesante anotar que las zonas más proclives a lesiones tumorales entre bebedores de alcohol, son aquellas que precisamente entran en contacto con la bebida. Y de ahí se deduce que uno de los riesgos del alcohol estriba en la irritación local que provoca .
Mayor riesgo adquiere la conjunción tabaco-alcohol ya que se unen los dos tóxicos sobre una mucosa que por la reiteración del consumo se ve agredida de manera continuada. Y no es despreciable el riesgo que puede proporcionar el virus del papiloma humano, por lo que habría que recomendar una vez más la vacuna correspondiente. Como es sabido, este virus no produce realmente el cáncer, pero su presencia es condición necesaria para que se desarrolle.
También se ha planteado la posibilidad de considerar la marihuana como factor de riesgo. Y aunque es verdad que tiene una mayor concentración de hidrocarburos aromáticos no se puede aislar el riesgo del “porro” del que provoca el tabaco, ya que por regla general se consume conjuntamente.
Uno de los problemas más graves de esta patología es que casi siempre se detecta en estadios avanzados, pese a la teórica facilidad de detección y acceso. Los síntomas que pueden llamar la atención no suelen ser muy llamativos; pero debemos ser conscientes de que si un síntoma persiste, se debe consultar. Uno de los más comunes es una ronquera que se prolonga, una ronquera que, sin ser llamativa, se mantiene en el tiempo. O la aparición de los ganglios de la zona del cuello, inflamados. Y, por supuesto, si hay dificultad para tragar o se traga con dolor .
Es, en efecto, una prevención pendiente.