![Ramón Sánchez-Ocaña Ramón Sánchez-Ocaña](https://www.65ymas.com/uploads/s1/12/41/31/2/ramon-sanchez-ocana.jpeg)
![Ramón Sánchez-Ocaña Ramón Sánchez-Ocaña](https://www.65ymas.com/uploads/s1/12/41/31/2/ramon-sanchez-ocana.jpeg)
El candidato perfecto a sufrir un infarto
Ramón Sánchez-OcañaLunes 18 de enero de 2021
ACTUALIZADO : Lunes 25 de enero de 2021 a las 17:11 H
3 minutos
![Costocondritis: la inflamación del cartílago que duele como un infarto Costocondritis: la inflamación del cartílago que duele como un infarto](https://www.65ymas.com/uploads/s1/30/10/21/bigstock-senior-man-have-a-heart-attack-343419613.jpeg)
Lunes 18 de enero de 2021
3 minutos
![Pildoras Pildoras](/uploads/s1/32/68/50/pildoras.jpeg)
Aunque parezca mentira, ya se ha definido con todo tipo de detalles quien es el candidato 'perfecto' para sufrir un infarto de miocardio. Dos cardiólogos americanos (Friedman y Roseman) llegaron a precisar la personalidad –de tipo A, la llamaron– que era la candidata a sufrir el ataque coronario. Es el tipo A el que representa la lucha permanente por conseguir de todo y cuanto antes. El patrón de conducta ha de tener tres componentes básicos: la velocidad e impaciencia, mucha implicación laboral y hostilidad.
Y lo cierto es que todos los estudios confirman que este tipo de personalidad supone un riesgo de la misma magnitud que los otros factores de riesgo que acabamos de citar.
Estos son los rasgos que define la Fundación Hispana de Cardiología
Hostilidad
Tiene unos rasgos claros: irritabilidad, cólera fácil (tener arrebatos, 'prontos'), rabia inhibida, cinismo, suspicacia, desconfianza, lenguaje explosivo y vigoroso. Contractura del entrecejo y de las mandíbulas, gestos bruscos, golpes en la mesa...
Implicación laboral
Profundo sentido del cumplimiento, dificultad para delegar, carencia de aficiones extraprofesionales, incapacidad de relajación durante el ocio, sentido de culpabilidad cuando no se hace nada.
Velocidad e impaciencia
Sensación de falta de tiempo para hacer todo lo que se quiere, o todo lo que se cree que se debe hacer. Aceleración en las actividades diarias y normales (comer deprisa, andar deprisa, correr para no hacer nada o hacer nada, pero corriendo). Irritabilidad ante el más mínimo retraso, sentido exagerado de la puntualidad...
Y además…
No aceptación de las necesidades de dependencia. Siempre se pregunta “por qué tengo yo que aguantar...”. Necesidad de dominar múltiples situaciones externas debido a una cierta inseguridad de fondo. Incapacidad para decir que no, sensación crónica de insuficiencia o de cierto fracaso. Autoestima muy vulnerable por un sentido exagerado de autoexigencia. Perfeccionista, pensamiento maximalista (ley del todo o nada), sentido exagerado de la seriedad...
Con este patrón, si además fuma, o bebe una copa de más, no vigila su colesterol, no sabe cuál es su tensión o no hace el más mínimo ejercicio físico, puede ir pensando en cambiar de hábitos vitales.
Es fácil decirlo… Y hacerlo, aunque parezca mentira. Tómese una tarde libre. Y dedique un tiempo a poner en orden su vida. Imagínese que ha sufrido un ataque coronario, y que todo ha ido bien. Ya está repuesto y curado, tras unos días de UVI. Verá entonces que el mundo tiene otras cosas en qué pensar. Que hay una familia, y un tiempo para vivir, y que la escala de valores tiene que ser lógica. Una vez que llegue a estas conclusiones, piense: ¿por qué esperar a que le dé el infarto? Tome medidas previas. Recuerde: más vale prevenir.