“En nuestros hogares se tolera temerariamente la existencia de riesgos que en la fábrica o el taller más primitivo, sería materia de escándalo público”. Así se podía leer en un editorial de la prestigiosa revista The Lancet.
Y es verdad. El riesgo que corren los niños por ejemplo en la cocina o en el baño es enorme. Cuanto menos estén los pequeños allí, mejor. Especialmente si alguien está preparando la comida.
Una primera medida: revise de vez en cuando la instalación eléctrica y no recargue los enchufes. Es donde suelen estar los electrodomésticos de mayor potencia.
Nunca cocine con los mangos de cazos y sartenes hacia afuera. Podrá tropezar usted o podrá ser el agarradero de un niño que quiera mirar lo que hay dentro. No debe usar en la cocina una bata de manga ancha. Siempre se puede enganchar con algún utensilio.
Cuando algún elemento de la cocina NO sea estable procure arreglarlo. Es un peligro grande y serio.
Recuerde que cuando usted mira lo que hay dentro del horno, suele abrir la puerta con un paño. El niño no sabe eso. Si quiere mirar lo que hay dentro, cogerá la puerta directamente. Y eso tiene peligros evidentes: que se queme con la puerta, que quiera coger lo que hay dentro del horno, o que además se tire sobre sí mismo lo que se esté cocinando.
Lentejas, garbanzos, alubias, en general toda legumbre debe estar en su sitio, fuera del alcance de los niños. Ellos quieren jugar y es fácil que se atraganten. Recuerde que los frutos secos, (y las legumbres) con la humedad aumentan de tamaño.
Piense dónde tiene los productos de limpieza. Normalmente, están en la cocina, bajo el fregadero. Es un riesgo.
NUNCA debe cambiar el envase original, de esos productos y menos a una botella que al niño le pueda resultar familiar. No se contente con poner una etiqueta en el frasco: el niño no se para a leer.
Los cuchillos deben tener su sitio concreto y exclusivo.
Si tira a la basura algún objeto punzante, o cortante, envuélvalo antes en un periódico. Siempre tratamos de apretar el contenido de las bolsas. Ese objeto punzante o cortante, nos puede lesionar.
En el cuarto de baño
Hay que insistir en la incompatibilidad entre electricidad y agua. Y es el cuarto de baño donde las dos se dan habitualmente. Téngalo presente.
Hay muchas duchas que pueden mojar enchufes. Y hay muchos enchufes a los que se puede acceder desde la ducha o desde la bañera...
Si usa algún aparato eléctrico -secador de pelo, maquinilla de afeitar, etc- no cometa imprudencias: suelo seco; alfombrilla bajo los pies y nunca esté descalzo.
Un accidente que casi le cuesta la vida al astronauta John Glenn -el primer norteamericano que orbitó la Tierra– fue el más simple y más común del cuarto de baño: un resbalón en la bañera. La caída no suele ser grave, pero la posibilidad de tropezar con la cabeza en cualquiera de las superficies duras que hay, la convierten en seria y peligrosa.
Es imprescindible poner una alfombrilla antideslizante en el fondo de la bañera o de la ducha .Y debe haber una barra que sirva de asidero. Sobre todo si hay personas mayores.
Cuando vaya al baño tenga muy cerca de si la toalla. Un esfuerzo para acercársela desde la bañera, puede ser la causa de un resbalón comprometido.
Si está bañando al niño, considérelo una ocupación prioritaria. No atienda a ninguna otra cosa, aunque el teléfono no deje de sonar. Un niño en la bañera ya supone bastante riesgo como para dejarlo solo.
Los medicamentos no deben estar en el cuarto de baño, aunque los esté usando. La humedad y la temperatura que alcanzan mientras usted o alguien se ducha puede alterar sus propiedades.