Es verdad que en esta época solemos distender las costumbres y permitirnos algunas licencias. Todo está bien, si solo son “algunas”. Porque hay constantes de nuestro organismo que no saben de Navidades. Por eso conviene recordar algunas cosas sobre el colesterol.
En principio, digamos que se trata de una sustancia similar a la grasa que necesitamos para vivir, que forma parte de nuestro organismo, pero que como viaja por la sangre, si está en cantidades elevadas, puede depositarse en los vasos sanguíneos y provocar un accidente cerebrovascular. Cuando tenemos un exceso de colesterol se empieza a depositar en las paredes internas de las arterias. Poco a poco se va acumulando, formando una placa de ateroma. Esa placa va haciéndose cada vez mayor. Y el problema no es solo que el vaso reduce su calibre, sino que además, la placa endurece la arteria y le quita flexibilidad. Por eso se considera uno de los factores de riesgo más claros de accidente coronario.
Quien tenga una tasa de colesterol superior a 280 mg. por decilitro, está cuatro veces más expuesto a un infarto que un individuo que tenga 200.
Evitar el alcohol
Sin duda, en estas fechas, aumenta el consumo de alcohol . Debe saber, que además de otros peligros, el alcohol contribuye al aumento de la presión arterial y de las cifras de triglicéridos. La idea de que el alcohol es un vasodilatador ya está muy superada y ya se encasilla entre los mitos más divulgados (como el de que da calor, o que alimenta). El alcohol produce alteraciones circulatorias y a la hora de necesitar un vasodilatador los hay mejores y sin efectos secundarios.
Recomendaciones habituales
Recuerde:
- Comer buena cantidad de frutas y verduras.
- Comer cereales y legumbres, preferiblemente frescos y poco procesados.
- Comer menos carne. Es mejor comer pollo -sin piel- o pescado, que carne roja. Todos coinciden en una afirmación que puede resultar paradójica: La carne en el plato debería ser la guarnición y no al contrario.
- Reducir el consumo de grasas. Las grasas y aceites nos deben aportar, como mucho el 30 por 100 de las calorías de la dieta. (Hoy nos aportan cerca del 40). Y reducir especialmente las grasas animales (excepto las del pescado azul).
- Reducir el consumo de sal. Más de 6 gramos de sal al día, no son recomendables.
- Limitar el consumo de alcohol.
El colesterol envejece
Casi todo nuestro colesterol se dedica a la fabricación de las membranas celulares (gracias a él tienen permeabilidad, lo que facilita el metabolismo). Por eso, aunque todos nacemos con una cantidad similar de colesterol, inmediatamente su cifra se dispara. Parece ser debido a la necesidad que se tiene de él para la formación de nuevas células, y en general de todo el desarrollo físico. Pero después, cuando se es adulto, el colesterol puede taponar, por decirlo así, las membranas celulares.
La membrana deja de ser permeable y se convierte en una especie de coraza que impide un correcto aporte energético. Y así, la célula, pierde actividad y acaba por morir. Lo más curioso es que todas las especies siguen un patrón similar. Dicen que por eso se mueren los peces después de desovar. Producen rápidamente tal cantidad de colesterol que sus células no pueden alimentarse.