10 consejos para una buena circulación venosa

 

La insuficiencia venosa crónica es una patología que afecta a un amplio sector de la sociedad y que es causa de un absentismo laboral importante. Se estima que el 30-40 por 100 de la población adulta padece una insuficiencia venosa crónica y que el 10-20 por 100 sufre una flebopatía severa. Es decir que en España existen unos 3 millones de pacientes varicosos –comunicaba el Dr. Leopoldo Fernández, del Servicio de Cirugía Cardiovascular de la Clínica Universitaria de Navarra.

Las enfermedades venosas, denominadas genéricamente como insuficiencia venosa crónica, están ocasionadas por la dificultad del retorno venoso de las extremidades inferiores. La principal alteración estriba en la imposibilidad de las venas de realizar la función de drenaje para la que fueron diseñadas. Esto condiciona que cuando el enfermo está de pie, a la sangre “le cueste” volver al corazón apareciendo la sintomatología clínica de pesadez, cansancio, calambres y en las fases más avanzadas lesiones cutáneas e incluso úlceras”. La insuficiencia venosa superficial es la que origina las varices, mientras cuando se plantea el sistema venoso profundo se habla de sindromes post trombóticos o postflebíticos.

Mucho más a la mujer

La enfermedad afecta a la mujer el doble que al varón ya que  existe una cierta predisposición genética a padecerla y está íntimamente relacionada con los hábitos de vida. Influye negativamente por ejemplo la obesidad, el sedentarismo o las profesiones que obligan a permanecer de pie o sentado durante largos periodos de tiempo. El verano trae consigo una elevación de la temperatura ambiental lo que provoca una vasodilatación que dificulta aún más el retorno venoso. Además las altas temperaturas hacen que la mayoría de los enfermos no cumplan durante ese periodo con la parte más importante del tratamiento de la enfermedad; la contención elástica, es decir, las medias de compresión.

Puesto que la cirugía no siempre está indicada y puede no ser suficiente, y la escleroterapia y la toma de medicamentos tienen también sus limitaciones, el Dr. Leopoldo Fernández  aconseja una serie de medidas higiénico-dietéticas y posturales que permitan la prevención y el mejor control de la enfermedad venosa una vez instaurada en las extremidades inferiores: 

1. Evitar la vida sedentaria, la estancia prolongada de pie o sentado.
2. Evitar el uso de ropas ceñidas que compriman la mitad inferior del cuerpo así como zapatos con tacón alto.
3. Evitar el sobrepeso, el alcohol y el tabaco.
4.  Evitar tomar anticonceptivos orales.
5. Evitar la exposición prolongada al sol y los baños calientes.
6. Procurar dormir con las piernas en posición ligeramente elevada (unos 10 cm.).
7. Efectuar baños diarios con agua fría (10-20 segundos) en cada pierna comenzando por los pies y ascendiendo hacia la rodilla.
8. Caminar todo lo posible; como mínimo media hora diaria.
9. Realizar ejercicio físico frecuente siendo particularmente aconsejable la gimnasia domiciliaria, el ciclismo y, sobre todo, la natación.
10. Siempre que sea posible se deben de llevar medias elásticas cuyo grado de compresión dependerá de la indicación médica.