Los endocrinólogos quieren llamar la atención sobre un problema que suele pasar desapercibido y que puede ser muy serio: el déficit de sodio, o hiponatremia. Entre el 30 y el 40% de los pacientes hospitalizados presenta bajos niveles de sodio en sangre, que es el trastorno hidroelectrolítico más frecuente.
El problema es que además los síntomas son compatibles con otras muchas afecciones. Por ejemplo, ese déficit de sodio provoca falta de atención, dificultad para concentrarse, cansancio, irritabilidad, dolor de cabeza... Aunque no es frecuente, cuando los niveles de sodio son excesivamente bajos, puede llegar un cuadro grave e incluso mortal. Se calcula que en personas que lo padecen la mortalidad es entre 40 y 60 veces mayor que en personas con sodio normal.
El riesgo de fracturas
Aunque quizá, en principio, no parezca tener relación, el hecho cierto y estadístico es que esa falta de sodio puede provocar caídas con las consabidas fracturas. De hecho, un porcentaje notable de pacientes con un desequilibrio leve se habían caído recientemente. Cuando el déficit es mayor se pudo comprobar que las fracturas óseas eran tres veces más frecuentes que si el nivel de sodio era normal. Y según las últimas investigaciones se puede señalar que la escasez de sodio provoca –o al menos acompaña– a una pérdida de masa ósea y, por tanto, a la osteoporosis.
Los especialistas evidencian, además, que un nivel adecuado de sodio mejora el cuadro global de los pacientes y su calidad de vida. No se puede obviar que el mayor porcentaje de hiponatrémicos se da en pacientes hospitalizados.
Por qué se produce
Es un desequilibrio en los niveles de sodio –un electrolito– que tenemos en la sangre. Los electrolitos cumplen un papel básico en el funcionamiento orgánico. Son de tipo mineral y llevan su carga eléctrica y de su equilibrio depende, por ejemplo, el nivel de agua en el organismo, o las contracciones musculares. Habitualmente cuando sudamos perdemos esas sales que, con agua, se deben reponer. Esas sales son los electrolitos y deben estar en una cantidad precisa.
Pues bien, cuando se bebe demasiada agua sin reponer las sales perdidas se produce ese desequilibrio; o cuando surge algún problema de filtro con los riñones o el hígado; también puede deberse a la acción de algunos fármacos (como los diuréticos) que provocan frecuencia urinaria y por tanto pérdida de sodio; podría originarse por alguna deficiencia metabólica.
Para que aparezcan síntomas destacables, el nivel de sodio debe ser no solo lo suficientemente bajo, sino también que descienda de forma brusca.
Es más frecuente, como hemos dicho en personas hospitalizadas y es muy común en ancianos institucionalizados. Especialmente, si son mujeres.
Tipos de hiponatremia
Como es lógico son varios los tipos de hiponatremia y por tanto también distintos los tratamientos que el médico ha de imponer.
- Hiponatremia euvolémica: se llama así cuando por beber demasiado el agua se ve aumentada sin que siga en la misma proporción la cantidad de sodio.
- Hiponatremia hipervolémica: el desequilibrio esta producido por querer contrarrestar ampliamente la pérdida de agua y sales; pero aun aumentado los dos elementos, no se hace en la proporción adecuada de manera que el efecto es similar al anterior: en mas volumen de agua, hay menos cantidad de sodio.
- Hiponatremia hipovolémica: el desequilibrio, en este caso, se produce porque aun perdiendo agua y sodio, se pierde más sodio.