Solo un dato: el 65 por 100 de las personas de 65 años tienen cuatro o más patologías crónicas. Y eso representa un problema grave, porque el tratamiento de una de ellas puede empeorar otras o hacer que surja alguna nueva. Y lo más grave es que cuando se producen a la vez tres o más patologías, aumenta trece veces la posibilidad de desarrollar dependencia.
Es mujer
El perfil del paciente crónico según los datos responde al de una mujer, mayor de 65 años, casada, con bajo nivel de estudios, jubilada o ama de casa y usuaria de la cobertura sanitaria pública.
Ese será el enfermo de hoy y el del futuro. Porque las proyecciones demográficas así lo confirman. Las mujeres viven más años que los hombres, pero tienen peor calidad de vida. Y más con el envejecimiento de la población.
Un varón pasará del 78 al 89 por 100 de su vida en buena salud. Una mujer, del 73 al 86 por 100. En otras palabras: la mujer española tiene una esperanza de vida, pasados los 50, de 33 años; pero de ellos, solo 18 en buena salud.
Los hombres de 65 años tienen más de 14 años de esperanza de vida, y de ellos, más de 9 sin incapacidad. Las mujeres de la misma edad tienen 18,5 años de vida por delante, de los que solamente el 9,9 son sin incapacidad.
¿Que enfermedades?
Las que tienen mayor incidencia son la artrosis y problemas reumáticos, que afectan al 29 por 100 de la población ; la hipertensión arterial (28 por 100), las enfermedades cardiovasculares (14 por 100), la diabetes o la hipoglucemia (14 por 100) y el colesterol elevado (14,2 por 100). En general, puede decirse que lo que más sufren los mayores son problemas osteoarticulares –osteoporosis, artrosis etc.-, seguido del deterioro de los sentidos –pérdida de oído y de la visión…- e hipertensión arterial. Puede decirse además, que la gran mayoría sufre más de dos enfermedades crónicas a la vez.
Los trastornos con una mayor medicación son la enfermedad de Alzheimer y las demencias, la diabetes, la hipertensión arterial, las depresiones, las enfermedades cardiovasculares, y las enfermedades respiratorias.
Riesgo de dependencia
El geriatra Pedro Abizanda advierte de los riesgos de un mal abordaje de estos pacientes y subraya la importancia de saber establecer las prioridades de las diferentes patologías para evitar el deterioro funcional del enfermo. Precisamente esta conjunción de problemas es uno de los factores que contribuyen a incrementar la dependencia del anciano. Porque cuando se suman las enfermedades, las consecuencias se agravan: padecer una dobla el riesgo de desarrollar una dependencia funcional nueva; padecer dos, lo incrementa más de cuatro veces y padecer tres supone un riesgo 13 veces mayor.
Unidades de pluripatología
El nuevo tipo de paciente no ha logrado todavía el cambio deseado en el tipo de asistencia aunque se están dando pasos importantes en este sentido. Por ejemplo, se va hacia unidades específicas para que el enfermo no peregrine por los distintos servicios. Y con una mejor coordinación entre la atención primaria y la especializada.