No somos conscientes de que la perfecta coordinación que nos permite el movimiento se debe al preciso engranaje de la articulación. Toda articulación tiene tres partes. Los dos extremos de los huesos que se van a articular. La cápsula, que los envuelve como si fuera una bolsa y cuya capa interna produce un líquido que lubrifica la articulación, y que se llama líquido sinovial; y los ligamentos, que son como bandas o cinchas que aseguran los huesos entre sí, para permitir el movimiento deseado. Y entre los huesos que articulan, hay un cartílago que sirve de amortiguador.
El desgaste del uso
Pero esa precisión no es constante. El uso va desgastando alguna parte de la articulación, o bien el almohadillado que impide el roce de los huesos, o las partes blandas, por bursitis tendinitis. La realidad es que los años nos pasan factura y una gran mayoría sufre dolor articular.
La mujer se lleva aquí la peor parte, ya que a ella se le destruye el cartílago con más frecuencia que al varón (en una relación de 3 a 1).
Higiene postural
También debemos de ser conscientes de que mucha culpa de esos dolores la tenemos nosotros por una mala higiene postural. Por ejemplo, casi nunca utilizamos de manera correcta el respaldo de una silla. Cuando estamos sobre una mesa nos inclinamos sobre ella forzando la postura de la espalda. Otras veces, por un calzado inadecuado forzamos las articulaciones de pies de caderas…
Lo que debe hacer
- Vigilar el peso y llevar dieta equilibrada.
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Cambiar de postura frecuentemente.
- Dormir en una cama adecuada.
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Realizar ejercicio físico, siempre que no sean deportes que requieran esfuerzo excesivo.
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Evitar sobrecargas.
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Repartir el peso, para que no se vean forzadas las articulaciones.
- Mejor usar carrito para la compra.
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Evite estar de pie innecesariamente durante mucho tiempo.
Colágeno, la proteína multiuso
Quizá es el mayor componente de nuestro cuerpo, ya que es una proteína que nosotros mismos producimos y que está en el 75 por 100 de la piel, en el 70 del cartílago y en el 30 del hueso.
Con los años, el proceso por el que generamos el colágeno va perdiendo eficacia; y si se ha hecho deporte y se abandona, es muy posible que muchas articulaciones sobre las que se ha abusado, pasen factura en forma de dolor.
Qué es
Se trata de la proteína que forma parte de huesos, piel, tendones y que en general permite la elasticidad de nuestro organismo. La cuarta parte de nuestra masa corporal es colágeno. Es parte fundamental de los cartílagos que son el almohadillado de que disponen los huesos para no rozarse entre sí. Lo identificaremos mucho mejor si sabemos que el colágeno animal podemos transformarlo en gelatina.
Hay muchos tipos de colágeno y cada uno realiza una función determinada.
¿Podemos incrementarlo?
De eso se trata. Porque aunque el ejercicio mantiene el colágeno durante más tiempo, la edad va reduciendo la capacidad de renovación de esta proteína. Una primera ayuda puede basarse en la alimentación. Muchos alimentos contienen colágeno, sobre todo los de origen animal, especialmente la carne (no tiene por qué ser carne roja; la de pollo y la de pavo, saludables, también lo aportan). El pescado es otra fuente y más si se complementan con vitaminas del grupo C (la fresa, el pimiento, el kiwi son fuentes más ricas en vitamina C que la naranja, por ejemplo). Y por supuesto, se ofertan suplementos de colágeno para los dolores articulares.
No al sedentarismo
Pasar ocho horas al día sentado en una oficina puede ser tan peligroso para la salud como el tabaquismo, según publicaba la revista The Lancet basándose en un amplísimo estudio sobre los riesgos de no hacer ejercicio físico. Además de los ya tan conocidos como los de tipo cardiovascular o de sobrepeso, llama la atención de manera especial sobre la degradación de las articulaciones.
Lo que más nos duele
Los dolores más frecuentes son la columna lumbar, la rodilla, las cervicales y el hombro. Y la causa más importante es la artrosis y después las afecciones de partes blandas de origen no traumático, como bursitis, tendinitis…