Ramón Sánchez-Ocaña
Opinión

Epilepsia: lo que desencadena la crisis

Ramón Sánchez-Ocaña

Martes 17 de noviembre de 2020

5 minutos

Epilepsia

Martes 17 de noviembre de 2020

5 minutos

Pildoras

 

Recuerden aquella noticia que dio la vuelta al mundo: alrededor de 700 niños japoneses tuvieron que ser atendidos en urgencias tras ver en televisión una serie de dibujos animados. La primera reacción es de sorpresa y luego de condena por las posibles escenas de violencia que esos dibujos pudieran contener. Y sin embargo, todo es bastante más sencillo de lo que parece. Y es que la televisión y sus destellos luminosos pueden, por sí mismos, promover un ataque epiléptico entre quienes ya padecen epilepsia. Porque hay un tipo de factores desencadenantes que se llaman fotosensibles, precisamente por eso.

Las células cerebrales, las neuronas, para comunicarse, emiten corrientes. Porque las neuronas para avisarse no se tocan entre sí. Emiten como pequeños chispazos que actúan como recaderos entre una y otra. Si un grupo de neuronas, en un momento determinado, tiene una descarga excesiva, aparecería una crisis.Y si esa crisis se repite, la llamaremos epilepsia, palabra que proviene del griego y significa sorprender.

No todo es convulsión

Suele asociarse la crisis epiléptica a convulsión. Y no siempre es así. El mayor número de crisis epilépticas no son convulsivas. Puede tratarse de una ligera pérdida de conciencia que dura unos segundos, eso que se llama ausencia. Puede ser un fenómeno sensorial raro; una conducta automática, etc, etc. porque todo depende de cuántas neuronas se vean afectadas y dónde...

Por eso, una crisis aislada no tiene significación. Es la repetición de las crisis lo que caracteriza la enfermedad epiléptica. Aproximadamente cinco personas de cada cien sufren estas crisis aisladas. Y de ellas, solo cuatro de cada mil son epilépticos.

Si se tiene una de esas crisis, es el momento de hacer una revisión porque es ahí, en ese momento cuando mejor se puede hacer una prevención.

Insistimos: lo que caracteriza la epilepsia es la repetición de las crisis. El intervalo entre una y otra es muy variable. Depende de cada enfermo y del tipo de epilepsia. Pueden ser esporádicas, de una o varias al año; o frecuentes, con una repetición de una o varias al mes.Incluso puede haber casos de varias crisis al día.

Muchas causas

No hay un por qué rotundo. Es una descarga excesiva, como si hubiera una subida repentina del potencial eléctrico del cerebro. Pero la  primera prevención estáa en el embarazo, y desde luego en el control del parto. Es verdad que todo parto supone un traumatismo para el niño. Y se sostiene que un gran porcentaje de epilepsias se deben al momento del nacimiento.La  presión ejercida sobre las paredes del cráneo,pueden producir alguna pequeña lesión o algún tipo de hernia...

Algunas epilepsias son consecuencia de un fallo en el funcionamiento cerebral y no se deben a ninguna lesión. En el fondo, hay que comprender que se trata de una disfunción, en un defecto de sustancias químicas que inhiben la descarga o en un exceso de otras sustancias que la provocan. También es verdad que las lesiones cerebrales pueden producir crisis epilépticas.

Debe saberse que las epilepsias hereditarias son raras. Es más, podría decirse que las epilepsias parciales no se heredan. Es posible que se transmita genéticamente la posibilidad de padecer la enfermedad. Y será después una causa adquirida la que motive su aparición.

Uno cada 200

En España la epilepsia afecta a una de cada 200 personas. Es la segunda enfermedad neurológica más frecuente. Aproximadamente, la mitad de las personas afectadas desarrollan la enfermedad antes de los 13 años.

Y todos los expertos afirman que la epilepsia es curable. Un epiléptico puede desempeñar normalmente su trabajo. Pese a ello, la discriminación  es grande. Incluso hay muchos sitios en donde se exige un certificado de no padecer enfermedad epiléptica.

Baste un dato: en la mayoría de paises, un epiléptico controlado puede conducir sin ningún problema. Y ese control se basa en que lleve un periodo lo suficientemente largo sin crisis, para que se le conceda el carnet. Suele ser de dos años.

Lo que desencadena la crisis

Son muchos los factores que pueden agudizar o desencadenar una crisis. Uno, demostrado, es la falta de sueño nocturno. Quien haya tenido crisis debe llevar una vida regular y dormir lo suficiente. También es cierto que las crisis pueden aparecer durante el sueño. Dostoiewsky tenía sus ataques mientras dormía. Otros factores son el alcohol y el estres. Emociones, conflictos, choques pueden precipitar una crisis...

También hay un tipo de epilepsias que son fotosensibles, que es precisamente la que ha afectado a los niños japoneses. Quienes la padecen no deben acudir a lugares  de luces relampagueantes, o con potentes focos de luz, no deben ver la televisión.

Epilepsias famosas

Julio Cesar tenía crisis frecuentes que comenzaban en un pie y luego se generalizaban

Las crisis de Sócrates no eran convulsivas, sino de ausencias. Se cuentan episodios de ausencia de un día y una noche.

Van Gogh sufría crisis epilépticas parciales, quizá debido a que a su lesión añadía el abuso del alcohol.

Lord  Byron, que falleció a los 37 años de edad, tuvo crisis que empezaban con alteración del lenguaje, seguía con ausencia en el conocimiento y concluía con desviación de los ojos.

Gustave Flaubert fue epiléptico desde los 22 años y sus crisis casi siempre se presentaban como alteraciones de la visión

Dostoiewsky tenía las crisis  epilépticas más alarmantes. El llamado gran Mal, caída al suelo, convulsiones generalizadas etc, etc. Y no le impidieron esas crisis, ser un genio.

Sobre el autor:

Ramón Sánchez-Ocaña

Ramón Sánchez-Ocaña

Ramón Sánchez-Ocaña (Oviedo, 1942) es miembro del Comité Editorial de 65Ymás. Estudió Filosofía y Letras y es licenciado en Ciencias de la Información. Fue jefe de las páginas de Sociedad y Cultura de El País, y profesor del máster de Periodismo que este periódico organiza con la Universidad Autónoma de Madrid. 

En 1971 ingresa en TVE. En una primera etapa se integra en los servicios informativos y presenta el programa 24 horas (1971-1972). Entre 1972 y 1975 continúa en informativos, presentando el Telediario. No obstante, su trayectoria periodística se inclina pronto hacia los espacios de divulgación científica y médica, primero en Horizontes (1977-1979)​ y desde 1979 en el famoso Más vale prevenir, el cual se mantiene ocho años en antena con una enorme aceptación del público.

Tras presentar en la cadena pública otros dos programas divulgativos, Diccionario de la Salud e Hijos del frío, fue fichado por Telecinco para colaborar primero en el espacio Las mañanas de Telecinco y posteriormente en Informativos Telecinco.

Es colaborador habitual de radio, periódicos y revistas, y autor de una veintena de libros, entre los que destacan Alimentación y nutrición, Francisco Grande Covián: la nutrición a su alcance, El cuerpo de tú a tú: guía del cuerpo humano, Guía de la alimentación y Enciclopedia de la nutrición

En 2019 entró en el Comité Editorial del diario digital 65Ymás, en el que colabora actualmente.

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