Este pasado domingo 31 de mayo, como cada año, se celebró el Día Mundial Sin Tabaco. Por eso, estas reflexiones:
A lo largo de la última década se ha producido una importante disminución del consumo de tabaco entre los hombres; pero no entre las jóvenes. Apenas fuma un 2% de las mayores de 65 años, mientras que lo hace el 43,5% de las que tienen entre 25 y 44 años. El inicio del consumo sigue siendo a edades muy tempranas y se mantiene en la adolescencia en la que ellas fuman más que ellos. Y crece el numero de varones que deja de fumar mientras que en las mujeres la proporción de abandono sólo aumentó en las universitarias de mediana edad.
El tabaco afecta por igual a hombres y a mujeres. Una de cada dos personas fumadoras morirá prematuramente por alguna enfermedad relacionada con el tabaco. Se puede decir que cuando las mujeres fuman como los hombres, mueren como los hombres. Y hay un dato preocupante: de los cuatro tipos de tumores pulmonares relacionados con el tabaco (epidermoide, de células pequeñas, de células grandes y adenocarcinoma) los tres primeros se asocian histológicamente con el consumo de cigarrillos. Pues bien, hoy aumenta la incidencia de adenocarcinomas entre las mujeres, quizá porque ellas consumieron más las marcas light.
Aunque ya está prohibida su comercialización en nuestro país, es curioso que el tipo light aparezca ahora con toda su nocividad. Las causas habría que buscarlas en que las personas que fumaban este tipo de tabaco, aunque lo hicieron para disminuir la agresión nicotínica, no lo lograron. Primero, porque este tipo de tabaco contribuye a que quien lo consume fume más, para conseguir la dosis requerida de nicotina. Y en segundo lugar, porque quizá de forma inconsciente, se hacen unas caladas mucho más profundas.
Ellas no abandonan
Es verdad que hasta, hace poco tiempo, el tabaquismo era un problema que afectaba solo a la salud de los hombres; pero en los últimos años se está convirtiendo cada vez más en un problema para las mujeres, sobre todo las mas jóvenes. El consumo sigue siendo más alto entre los hombres pero no así en los grupos de adolescentes. Hay más exfumadores que exfumadoras y crece a un ritmo más rápido el numero de hombres que dejan de fumar que de mujeres. Aproximadamente 22 de cada 100 mujeres en el mundo desarrollado fuman tabaco y debemos tomar conciencia que la epidemia tabáquica en los hombres ya esta en declive pero en las mujeres no ha alcanzado todavía su techo.
El peso
La preocupación por el peso y su posible aumento al dejar de fumar puede frenar la decisión de dejar el tabaco en las mujeres. Según nos exponía la Dra. Planchuelo, experta en tabaquismo, la nicotina hace que las personas fumadoras pesen unos 3 kilos menos de lo que sería su peso normal. Y es que la nicotina, por un lado disminuye el apetito y por otro aumenta la tasa metabólica. Al abandonar el tabaco hay una tendencia a recuperar el peso normal previo con un aumento aproximado de 2,5 kilos en los hombres y 3 en las mujeres. Es verdad que las mujeres suelen ganar más peso que los hombres.
El 40% de las adolescentes creen que fumar es una forma de controlar el peso. Muchas mujeres no aceptan este hecho que es objetiva y subjetivamente importante. Objetivamente porque la distribución femenina de la grasa hace que los incrementos de peso se noten más que en los hombres. En ellas se nota en las caderas y en ellos, en la cintura. Y subjetivamente hay una notable distorsión en la percepción del peso ideal: la mayor parte de mujeres con un peso normal tiene la sensación de que deberían pesar menos. Los estudios más recientes indican que la ganancia de peso que se produce al dejar de fumar es moderada y transitoria en la mayoría de los casos y no puede constituir una barrera para el abandono del tabaco. Y se puede luchar contra esos kilos poniéndose en manos de un experto en deshabituación tabáquica.