Una hernia es, por decirlo de una forma simple la salida de una víscera o de un tejido a través de un orificio anómalo del organismo. Normalmente, debido a una debilidad de la pared muscular. Por eso las hay de muchos tipos y localizaciones.
Son mucho más frecuentes de lo que suponemos. Puede decirse que uno de cada 25 individuos tiene una hernia. En sí es verdad que puede considerarse un tema sin excesiva importancia, pero es que las consecuencias de un accidente con una hernia pueden ser serias. Y si se piensa que quizá la única solución pasa por el quirófano, el problema adquiere mayor trascendencia.
Debilidad muscular
La pared abdominal tiene una serie de músculos que retienen todo el paquete intestinal. Y tiene también unos puntos más débiles. Por ejemplo, a la altura del ombligo, a la del diafragma o en la ingle. Pues bien, esos puntos débiles son los que ante un esfuerzo pueden propiciar que una víscera o parte de ella se salga de su sitio.
Cuando se hace un esfuerzo del tipo que sea, las vísceras se pegan a la pared muscular. Si en esa pared hay algún punto débil, esa presión fuerza a que por ese punto se produzca la 'huida' de la víscera.
No siempre es por una auténtica fragilidad del músculo, sino que cuando dos músculos se unen –por ejemplo, en la ingle– es relativamente fácil que por esa unión, aprovechando el mínimo hueco que dejan, se escape materialmente una parte del intestino, por ejemplo.
De todos modos, debe saberse que muchas hernias son congénitas. Y que hay una curiosa predisposición hereditaria.
Esfuerzo
En los adultos, cuando se produce una hernia es normalmente por esfuerzo y porque además nosotros no hacemos el ejercicio conveniente para reforzar los puntos claves. Es curioso que si relacionamos hernia y esfuerzo parecería lógico pensar que los levantadores de pesas serían los candidatos idóneos. Y no es así porque su entrenamiento les ha preparado una resistente pared.
También puede surgir la hernia no por esfuerzo, sino tras un adelgazamiento rápido.
Ingle, la más frecuente
La hernia en la ingle es de las más frecuentes. Muchas son de nacimiento. Y otras muchas suelen producirse en la tercera edad. Es como si de pronto saliera un bulto en la ingle. Para este tipo de hernia se utilizaron durante mucho tiempo los célebres bragueros, una estructura elástica con una zona almohadillada que comprimía el bulto –la hernia– hacia adentro con el fin de mantener la víscera en su sitio. Pero está claro que este sistema, mecánico y elemental, solo puede controlar los síntomas; pero ni evita el posible crecimiento de la hernia, ni sus posibles complicaciones.
Y una de ellas es la estrangulación. Se comprende que si la hernia es la salida de un órgano o tejido por un orificio anormal, si ese orificio se estrecha, puede estrangular el tejido herniado, aprisionándolo e interrumpiendo su circulación, con las consecuencias graves que eso puede acarrear.
Se sostiene que una de cada 30 personas desarrollará una hernia a lo largo de su vida. Junto a las cataratas y los procesos de otorrino, la hernia inguinal es una de las patologías que más lista de espera ocasiona. ya que la cirugía es el único tratamiento capaz de eliminarlas definitivamente”.
Hoy ya se pueden operar con anestesia local y no se precisa ingresar en el centro. Por sin fuera poco, la probabilidad de que reaparezca no llega al 1%.
Ni la edad, ni las enfermedades de tipo general que tenga el herniado impiden llevar a cabo la intervención. Además, ahora se puede operar con anestesia local lo que permite que muchos enfermos vuelvan a sus casas el mismo día de la intervención.
Prevención
La indicación normal ante una hernia es la intervención quirúrgica, con el fin de evitar el riesgo de estrangulación. Sería la prevención secundaria. No hay una prevención primaria, aunque siempre sería conveniente el ejercicio físico, ya que permitiría el fortalecimiento de las paredes musculares. Pero bien entendido que el ejercicio ha de ser progresivo, empezando suavemente, sin brusquedad y sin esfuerzos excesivos.
Igualmente debe recordarse que un adelgazamiento demasiado rápido, sin ejercicio, también facilita la aparición de hernias.