La hipertensión, que tantas veces se ha llamado el enemigo silencioso, es uno de los factores de riesgo más claro para los accidentes cerebrovasculares. Y hoy, en España, la tercera parte de los adultos y casi la mitad de los que han cumplido 65 años son hipertensos.
¿Cómo se puede definir la tensión arterial?
Cuando el corazón se contrae y lanza la sangre, la presión que ejerce sobre las paredes de los vasos es la máxima, ya que es cuando más sangre circula por ellas y, sobre todo, con más fuerza. Cuando el corazón se relaja, y no ejerce fuerza sobre las arterias, es cuando tenemos la presión mínima. Eso es la tensión, la fuerza ejercida por el volumen de la sangre contra el de los vasos sanguíneos.
¿Por qué es tan peligrosa la tensión elevada?
Imagínense las tuberías de una casa por las que el agua circula a mayor presión de la que pueden soportar. El peligro es tremendo. Se puede romper la tubería y entonces sería un accidente gravísimo. Nuestras tuberías internas están sujetas al mismo riesgo si la sangre circula a más presión de la debida. Se puede romper un vaso del cerebro, o de cualquier otro punto.
¿Cuando se es hipertenso?
Hasta hace poco tiempo se consideraba hipertenso tratable quien tuviera una tensión de 160/95 (en España seguimos con la costumbre de citarlo en centímetros: 16 y 9,5), pero hoy se aplica el criterio de que la tensión no debe sobrepasar los 140 de máxima y 90 de mínima. Con esas cifras se puede calcular que la hipertensión afecta al 33% de la población adulta y al 45% de los que tienen más de 65 años.
¿Por qué solo la mitad de los diagnosticados están bien tratados?
Entre otras cosas, porque el paciente, como no tiene síntomas de ningún tipo, incumple el tratamiento. O al cabo del tiempo, lo abandona. Recuerde que se la ha llamado el enemigo silencioso, porque no avisa, no da síntomas y, sin embargo, alrededor de la mitad de las muertes que se achacan al aparato circulatorio pueden atribuirse a la hipertensión arterial.
¿Influye la edad y el sexo?
Hasta los 40-50 años hay más hipertensión en los varones; durante los diez años siguientes se mantienen unas curvas similares entre los dos sexos; pero a partir de los 50-55 aparece una prevalencia mucho más elevada entre las mujeres. Después de la menopausia hay el doble de hipertensas que de hipertensos.
¿El sistema de vida agitado puede influir?
No parece que vivir en el campo o en la ciudad tenga una influencia decisiva en la hipertensión. La estadística nos engaña porque nos dice que hay más casos de hipertensión en las zonas rurales. Pero no se debe al sistema de vida, sino a que la población rural suele estar más envejecida.
¿Influye la genética?
Hay familias de hipertensos y se piensa que aproximadamente un 30% de hipertensiones se debe a causa genética. Antes de los 55 años es cuatro veces más frecuente en individuos que tienen una historia familiar de hipertensión. Lo curioso es que algunos estudios muestran que un bajo peso al nacer se puede asociar a un mayor riesgo de hipertensión, aunque no se sabe por qué.
¿Prohibida la sal?
Los datos son rotundos: en sociedades primitivas con consumo de sal muy reducido la tasa de hipertensión es muy baja. Tradicionalmente, una de las primeras recomendaciones para el hipertenso es eliminar la sal. Y una de las medidas más duras de llevar a cabo. Pero para la gran mayoría de los hipertensos reducir la sal es sumamente beneficioso. Hay quien sostiene que una buena parte de la población es “salresistente”, de manera que su aporte salino no le influye.
¿La obesidad causa hipertensión?
Tiene una asociación clara. Aunque también debe decirse que no todos los obesos tienen cifras de tensión elevada. Y lo mismo puede decirse del ejercicio. Parece que un ejercicio ligero no altera las cifras de tensión. Pero si se realiza deporte de intensidad moderada, se mejora mucho.