En el polvo de la casa viven los diminutos ácaros que son los responsables de muchas reacciones alérgicas y por tanto, de muchos accesos de asma. Es curioso saber que el 60 por 100 del polvo casero está formado por la piel humana, porque se nos caen alrededor de 50.000 escamas por minuto y son tan pequeñas que atraviesan la ropa
En España se producen cada año cien mil nuevos casos de asma y se comprueba un aumento tanto en incidencia como en gravedad. Es la causa más frecuente de visitas a los servicios de urgencia si se trata de niños y la quinta causa de consulta en medicina general. Es la enfermedad crónica más frecuente en la infancia.
La enfermedad se caracteriza por el estrechamiento del espacio respiratorio bronquial. Se produce entonces una gran dificultad para respirar, se hace con ruidos torácicos y con fatiga. Las crisis se presentan, sobre todo por la noche con intenso picor de garganta, nariz tapada, como si de pronto la habitación se hubiera quedado sin aire.
Los factores ambientales figuran como desencadenantes de las crisis asmáticas, aunque la causa primera debe buscarse en la peculiaridad genética del individuo. El problema más grave con que los asmáticos se encuentran es que muchos de esos factores son inherentes a la vida diaria y ciudadana y por tanto son en gran parte, imposibles de evitar.
La alergia a los ácaros, al polen, al pelo de gato o de perro, a pluma de pájaro o a las esporas de hongos en zonas de humedad, están en el origen de muchas crisis asmáticas.
Se abre paso un concepto bastante nuevo para explicar por qué crece el asma. Hay una relación inversa entre las infecciones en la infancia y la aparición tardía de procesos alérgicos. Es decir, que las infecciones padecidas durante la primera etapa de la vida, protegerían contra las enfermedades alérgicas. El niño, hoy, se mueve en un ambiente bastante aséptico, se le cuida, se le vacuna … Pues bien, esa protección podría desviar al sistema inmune hacia una respuesta alérgica. Es quizá una de las razones por las que en familias donde hay varios hermanos (que se contagian las infecciones) hay menos alergia. Y por la misma causa, quien padece alergia es el primero, o el hijo único.
Otro de los factores que pueden influir en el incremento del asma puede ser el cambio en la dieta. La reducción del consumo de frutas y verduras, ricas en compuestos antioxidantes, pueden añadir vulnerabilidad a los pulmones frente a la acción de sustancias irritantes. Los conservantes y colorantes de alimentos envasados también pueden estar en el origen de algunos procesos asmáticos.
Soluciones
Las hay. Y un tratamiento prolongado y cumplido escrupulosamente por el paciente mejora de manera significativa. Pero debe saberse que en el principio de la crisis hay una inflamación que debe ser tratada. El problema estriba en que los efectos del tratamiento antiinflamatorio se producen a largo plazo. Durante un ataque de asma se utilizan para controlar los síntomas de ahogo los broncodilatadores. Pero como nos decía un conocido neumólogo: ”No conviene abusar de ellos fuera de las crisis; porque su consumo excesivo puede agravar la enfermedad, ya que su efecto principal de apertura de las vías respiratorias facilita la respiración, pero no mejora el problema de fondo, que es la inflamación y por tanto, la enfermedad sigue inexorablemente su curso.”
De todos modos, si médico y paciente actúan de forma correcta, en nueve de cada diez casos la enfermedad permite llevar una vida prácticamente normal. Y está demostrado que el paciente que sabe tratarse y cuidarse reduce el número de hospitalizaciones, de visitas a urgencias, y de días de absentismo escolar o laboral. El incumplimiento de las medidas que el médico ordena es tan amplio que puede calcularse hasta en un 40 por 100.
Y la alergia...
También se constata un incremento en el número de alérgicos. Ya se puede decir que 1 de cada tres individuos va a padecer esta reacción en algún momento de su vida. Y afecta mucho más a la mujer que al hombre, aunque no haya una razón clara de por qué.
En este sentido y como prevención, la Sociedad Española de Alergología e Inmunología clínica recomienda las siguientes normas:
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Aireado del colchón, preferiblemente de fibra sintética y exposición al sol con posterior aspirado de la superficie, al menos una vez por semana.
- Las almohadas, preferiblemente de fibra, deben meterse en la secadora al menos una vez por semana.
- Las sábanas deben lavarse semanalmente en agua a más de 55 grados.
- El alérgico debe utilizar fundas protectoras para envolver el colchón y las almohadas.
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Reducir la presencia de cortinas, muebles y alfombras.
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Reducir la humedad.
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Evitar la presencia de animales domésticos.
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No se recomiendan estufas de gas.
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Evitar uso de insecticidas, ambientadores, humos de tabaco, sustancias olorosas.
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En niños alérgicos evitar juguetes de paño o de peluche.
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Los suelos de la casa deben ser lisos y las paredes pintadas con materiales plásticos.