![Ramón Sánchez-Ocaña Ramón Sánchez-Ocaña](https://www.65ymas.com/uploads/s1/12/41/31/2/ramon-sanchez-ocana.jpeg)
![Ramón Sánchez-Ocaña Ramón Sánchez-Ocaña](https://www.65ymas.com/uploads/s1/12/41/31/2/ramon-sanchez-ocana.jpeg)
El increíble mérito de Papanicolau
Ramón Sánchez-OcañaViernes 12 de julio de 2019
2 minutos
![George Papanicolau George Papanicolau](https://www.65ymas.com/uploads/s1/14/13/61/captura-de-pantalla-2019-07-11-a-las-19-13-14.png)
Viernes 12 de julio de 2019
2 minutos
La mayoría de las mujeres conocen el test de Papanicolau o, dicho de otra forma, el frotis vaginal que se realiza para detectar posibles células malignas o en trance de malignizarse. En el lenguaje popular se habla de hacer un “pap” o con el nombre completo del científico griego. Pero normalmente no somos conscientes de que esa simple prueba la diseñó después de muchos años de investigaciones aparentemente inútiles, cuando pensó que quizá el cáncer tuviera una etapa de aviso, una situación detectable en que todavía no se había definido como tal cáncer y por tanto se podía actuar con la celeridad necesaria. Hoy nos parece lógico; pero aventurarse a decir en 1928 que algunos cánceres desprenden células anormales era una teoría sumamente avanzada. La historia demostró que George Papanicolau tenia razón.
Sin embargo, lo que quería compartir hoy con vosotras –y vosotros– es un poco de la historia de este hombre que con la idea de investigar se fue Estados Unidos en 1913. Y poca gente sabe que para costear sus estudios estuvo vendiendo alfombras. Y que cuando por fin entró a trabajar en un laboratorio, tuvo el nada apasionante encargo de estudiar el ciclo menstrual de las conejillas de indias (porque no sangran).
Como cuenta Sidhartha Mukherjee en su Biografía del cáncer, no solo estudiaba las reglas de las conejas, sino que para comprobar las diferencias en las distintas etapas del ciclo, le hacia un frotis vaginal a su mujer. ¡Todos los días!
La recogida de muestras dio sus frutos. Y pudo comprobar después de mucho tiempo que podía, al ver el frotis, saber en qué día del mes estaba. Así llego, tomando y viendo muestras y muestras de mujeres sanas y no tan sanas, a la conclusión de que en efecto, el cáncer desprende células anormales; y que si se interviene antes de que la enfermedad se instale, los logros pueden ser magníficos... Un mérito impresionante de aquel vendedor de alfombras. No olvidemos que estamos hablando de 1928.