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Miércoles 2 de octubre de 2019
2 minutos
Una de cada tres personas adultas, y dos de cada tres de las que han entrado en esa cierta edad que llamamos incierta, padecen un problema de varices. Y casi siempre son mujeres.
Se dijo siempre que la variz era el tributo que el ser humano pagó por andar sobre dos piernas. Aunque todo nuestro sistema circulatorio está dotado de unas magníficas válvulas para que la sangre no pese toda sobre esas extremidades, lo cierto es que la fuerza de la gravedad también pasa factura. Todos sabemos que es el movimiento del corazón, la contracción cardiaca, la que impulsa la sangre hasta los rincones más alejados de nuestro cuerpo. ¿Y qué fuerza impulsa la sangre cuando está en los pies para que suba nuevamente hasta el corazón? Un nuevo latido, si. Pero cuanto más se le ayude, mejor. Por eso, los especialistas hablan de que tenemos un corazón periférico porque son los músculos al andar los que ayudan a mover esa sangre.
Hay gente con una predisposición a que las válvulas que compartimentan todo el recorrido vayan fallando. Y entonces surgen en las zonas más lejanas –es decir, las piernas- unas dilataciones venosas. Es como si la columna que sostuviera la sangre se diera de sí por algunos puntos. Son las varices. Y el embarazo es una causa desencadenante, porque además de mayor cantidad de sangre en circulación, con mayor peso, lógicamente, hay una circunstancia física y mecánica: la presión que el feto ejerce dentro de la pelvis, dificultando aun más esa circulación de retorno… Hasta el punto de que una mujer de varios embarazos puede contar qué variz pertenece a cada niño…
Recuerde: por todo ello, una embarazada nunca debe de cruzar las piernas, porque la que se apoya pierde facilidad del retorno de la sangre. Tampoco debe sentarse en sillas o sillones en los que el borde comprima la parte inferior del muslo… Y debe facilitar en lo posible la circulación alternando posturas. Si está sentada habitualmente, levantarse y dar un paseo. Y evitar ropas ajustadas.
Las profesiones más expuestas dan idea clara de los factores de riesgo: cocineros que unen al estar de pie y moverse poco, el calor del ambiente; peluqueras, guardias de tráfico, camareros, dependientes de pescadería o carnicería…
¿Y quién es el especialista que nos puede atender? La especialidad sería la angiología que podría encuadrarse dentro de los especialistas y cirujanos vasculares . No quiere esto decir que siempre tengan que ser tratadas quirúrgicamente, sino que son ellos, los que las reconocen, las tratan y los que pueden dar alguna de las muchas soluciones que hoy hay para las varices.