Ramón Sánchez-Ocaña
Opinión

Mamá, ¿me puedo bañar ya?

Ramón Sánchez-Ocaña

Martes 7 de julio de 2020

2 minutos

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Es una cantinela continua en las zonas de veraneo:

– Mamá, ¿me puedo bañar ya?

– Espera dos horas a hacer la digestión.

Es un rito establecido desde hace muchos años. Cuando éramos pequeños había que esperar de dos a tres horas después de comer para poder meterse en el agua. El peligro podía llegar en forma de corte de digestión, una entidad que, probablemente, nadie podría explicar en qué consiste.

Lo primero que debe decirse es que no hay tal corte de digestión. La digestión no se corta así. Y mucho menos esperando dos horas, ya que todo el proceso de digerir es muchísimo más largo. Ese 'corte' podría ser el nombre popular de un accidente que se llama hidrocución. Realmente, debe considerarse como un accidente ya que se trata de shock cuando el organismo cambia bruscamente de temperatura.

Según el Dr. Rodé y un equipo del Hospital del Sagrado Corazón de Barcelona, el mecanismo sería el siguiente: el organismo produce de forma inmediata una dilatación brusca de los vasos. Así, el retorno de la sangre al corazón no se produce. Como resultado, el corazón se contrae en vacío y no envía sangre a los tejidos. Se produce una disminución de la llegada de oxígeno. Hasta que el corazón se detiene. Al producirse entonces una parada respiratoria y cardiaca casi al mismo tiempo no aumenta el CO2 de la sangre, por lo que el color de la víctima es al principio blanco, y después pasa a ser violáceo.

No es que la digestión se corte, sino que se produce un accidente por un cambio brusco de temperatura. Por eso, se debe considerar como un factor de riesgo tomar el sol en exceso antes del baño; sudar mucho antes de bañarse; o hacer esfuerzo físico intenso antes de meterse en el agua. En algunos casos, meterse en el agua durante la digestión puede favorecer el hecho, ya que la sangre es reclamada por el estómago y entonces si la necesitara, el corazón no la encuentra disponible con lo que puede llegar al cuadro que se ha descrito.

De todos modos, el consejo que se impone es que nunca debe uno meterse al agua de golpe, especialmente si se ha estado mucho tiempo al sol, o, como suele ocurrir, se ha pasado un largo rato jugando a las palas o al fútbol.

Pero debe deshacerse el equívoco: no se trata de un corte de digestión.

Sobre el autor:

Ramón Sánchez-Ocaña

Ramón Sánchez-Ocaña

Ramón Sánchez-Ocaña (Oviedo, 1942) es miembro del Comité Editorial de 65Ymás. Estudió Filosofía y Letras y es licenciado en Ciencias de la Información. Fue jefe de las páginas de Sociedad y Cultura de El País, y profesor del máster de Periodismo que este periódico organiza con la Universidad Autónoma de Madrid. 

En 1971 ingresa en TVE. En una primera etapa se integra en los servicios informativos y presenta el programa 24 horas (1971-1972). Entre 1972 y 1975 continúa en informativos, presentando el Telediario. No obstante, su trayectoria periodística se inclina pronto hacia los espacios de divulgación científica y médica, primero en Horizontes (1977-1979)​ y desde 1979 en el famoso Más vale prevenir, el cual se mantiene ocho años en antena con una enorme aceptación del público.

Tras presentar en la cadena pública otros dos programas divulgativos, Diccionario de la Salud e Hijos del frío, fue fichado por Telecinco para colaborar primero en el espacio Las mañanas de Telecinco y posteriormente en Informativos Telecinco.

Es colaborador habitual de radio, periódicos y revistas, y autor de una veintena de libros, entre los que destacan Alimentación y nutrición, Francisco Grande Covián: la nutrición a su alcance, El cuerpo de tú a tú: guía del cuerpo humano, Guía de la alimentación y Enciclopedia de la nutrición

En 2019 entró en el Comité Editorial del diario digital 65Ymás, en el que colabora actualmente.

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