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Martes 7 de julio de 2020
2 minutos
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Es una cantinela continua en las zonas de veraneo:
– Mamá, ¿me puedo bañar ya?
– Espera dos horas a hacer la digestión.
Es un rito establecido desde hace muchos años. Cuando éramos pequeños había que esperar de dos a tres horas después de comer para poder meterse en el agua. El peligro podía llegar en forma de corte de digestión, una entidad que, probablemente, nadie podría explicar en qué consiste.
Lo primero que debe decirse es que no hay tal corte de digestión. La digestión no se corta así. Y mucho menos esperando dos horas, ya que todo el proceso de digerir es muchísimo más largo. Ese 'corte' podría ser el nombre popular de un accidente que se llama hidrocución. Realmente, debe considerarse como un accidente ya que se trata de shock cuando el organismo cambia bruscamente de temperatura.
Según el Dr. Rodé y un equipo del Hospital del Sagrado Corazón de Barcelona, el mecanismo sería el siguiente: el organismo produce de forma inmediata una dilatación brusca de los vasos. Así, el retorno de la sangre al corazón no se produce. Como resultado, el corazón se contrae en vacío y no envía sangre a los tejidos. Se produce una disminución de la llegada de oxígeno. Hasta que el corazón se detiene. Al producirse entonces una parada respiratoria y cardiaca casi al mismo tiempo no aumenta el CO2 de la sangre, por lo que el color de la víctima es al principio blanco, y después pasa a ser violáceo.
No es que la digestión se corte, sino que se produce un accidente por un cambio brusco de temperatura. Por eso, se debe considerar como un factor de riesgo tomar el sol en exceso antes del baño; sudar mucho antes de bañarse; o hacer esfuerzo físico intenso antes de meterse en el agua. En algunos casos, meterse en el agua durante la digestión puede favorecer el hecho, ya que la sangre es reclamada por el estómago y entonces si la necesitara, el corazón no la encuentra disponible con lo que puede llegar al cuadro que se ha descrito.
De todos modos, el consejo que se impone es que nunca debe uno meterse al agua de golpe, especialmente si se ha estado mucho tiempo al sol, o, como suele ocurrir, se ha pasado un largo rato jugando a las palas o al fútbol.
Pero debe deshacerse el equívoco: no se trata de un corte de digestión.